Ya no hay Noches de Paz. La Nochebuena y Nochevieja han sido conquistadas por la salvaje hostelería, bajo el amparo y complicidad del Gobierno Local, para seguir siendo noches de macrobotellón y destrozos en nuestras calles y plazas.

Ya no hay Noches de Paz

Nochebuena para algunos, Nochemala para otros. Nos equivocamos al pensar que con el final de las zambombas la tranquilidad volvería. Y la fiesta parece no acabar nunca.

Ante el anuncio de la celebración de la fiesta de Fin de Año prevista para el día 31 de diciembre en la Plaza de la Asunción, la Asociación de Vecinos del Centro Histórico volvemos a denunciar la tremenda indefensión que sentimos una vez más por parte del Gobierno Local.

Parece que cuando hablamos de Magaluf de la Frontera, el Gobierno Local no se lo ha tomado como una crítica sino como una sugerencia, y la ha incorporado a su trabajada visión del futuro (desdichado) del Centro Histórico.

Ya no hay Noches de Paz

Después de 5 semanas de auténtico calvario y continuas denuncias públicas, debemos soportar la traca final, un macrobotellón disfrazado de fiesta navideña que pretende prolongarse hasta las 3 de la madrugada, en la, más que machacada, Plaza de la Asunción, con viviendas residenciales a menos de 20 metros. La Plaza de la Asunción es una hermosa joya patrimonial, con una solería absolutamente destrozada por los camiones de descarga y los eventos, y convertida, una vez más, en escenario de otro macrobotellón. Volvemos a repetirlo, el Centro Histórico no es un recinto ferial. El Centro Histórico es una zona residencial.

Encaminados hacia un modelo más cercano a un parque temático, estas últimas semanas han estado caracterizadas por el incivismo de los visitantes, que han llenado, y siguen llenando, de orines y vomiteras nuestras calles, por la mercantilización y comercialización de nuestras fiestas por parte de la hostelería, que ha saturado y ocupado salvajemente nuestras plazas, convirtiendo nuestros barrios en ratoneras e impidiéndonos salir y entrar de nuestros hogares, y por el abandono de aquellos que deben protegernos, el Gobierno Local, que ha permitido, y sigue permitiendo, todo tipo de despropósitos y de atrocidades.

Llevamos semanas reiterando la extrema necesidad de tomar medidas urgentes. Una nueva ordenanza que regule estas fiestas, y un sello que identifique las zambombas reales, no son más que el anuncio de pantomimas para apaciguar las denuncias públicas. El Gobierno Local dispone ya de herramientas suficientes para limitar, controlar y proteger las fiestas y nuestras tradiciones desde su comienzo, empezando por un bando municipal.

Ya no hay Noches de Paz

Un bando municipal que los distintos Gobiernos Locales siempre han utilizado para seguir expoliando y exprimiendo nuestro Centro Histórico a favor de la hostelería, por encima de la conservación patrimonial y el respeto al vecindario. Un documento cuyo contenido se repite año tras año, y cuyo punto final es la suspensión temporal de los objetivos de calidad acústica, dejando a los vecinos absolutamente desprotegidos. ¿No son capaces de cumplir y hacer cumplir la legislación que ya existe? ¿Pretenden hacer cumplir una nueva ordenanza?

Necesitamos sentirnos seguros en nuestros propios hogares, necesitamos que la policía acuda cuando llamamos, necesitamos planes de emergencia, necesitamos planes especiales de limpieza que lleguen más allá de las calles principales, necesitamos que dejen de saturar y ocupar sin límites nuestras calles y plazas, necesitamos que se respeten nuestros horarios de descanso y necesitamos que se descentralicen las fiestas y los eventos del Centro Histórico. Queremos un Centro Histórico residencial, no un modelo económico insostenible que revienta literalmente nuestros barrios, nuestro patrimonio material e inmaterial y acaba con nuestras tradiciones.

Para ello necesitamos que se destinen recursos, que se cumpla la ordenanza de terrazas y veladores, que se cumpla el Reglamento Andaluz de Contaminación Acústica, que se respete a los residentes, que se respeten nuestros barrios, que se respete nuestro patrimonio, y que, por supuesto, el Gobierno Local deje de ser un gobierno cobarde al servicio de la más salvaje hostelería.

¡Y nos flagelamos, no porque vengan a visitarnos, nos flagelamos, porque las vomitadas y los ríos de orín son en nuestras puertas, y los ruidos insoportables hasta la madrugada son en nuestras casas, no en las vuestras!
Estamos cansados del maltrato a nuestro patrimonio, del maltrato a nuestras tradiciones, del maltrato a nuestros barrios y, por supuesto, del maltrato a nuestros vecinos. ¡Basta ya!

Ya no hay Noches de Paz

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