ARTÍCULO DE JUAN BAUTISTA PINO PÉREZ

Conoce la historia de Esteban Pino Romero, un jerezano anónimo que dedicó su vida a la cultura y las tradiciones de Jerez de la Frontera. Descubre cómo contribuyó al desarrollo del flamenco y su legado en la ciudad. Además, conoce su labor altruista en la fundación de Cáritas San Rafael. Un homenaje a un hombre discreto pero apasionado por la belleza y la amistad.

Aunque nació en Nerva, un pequeño pueblo de la provincia de Huelva, su familia se trasladó a Jerez de la Frontera cuando todavía era un niño y aquí vivió toda su vida. Su padre Salvador Pino Jiménez, trabajó como minero en las minas de Riotinto. Era un hombre de grandes ideales y amante de la cultura. Corrían los años veinte del pasado siglo cuando junto a Pablo Iglesias fundaron la UGT y PSOE en toda la cuenca minera de Huelva. A él le tocó padecer la guerra civil, la cárcel y todas las penurias de la postguerra.

Esta fue la primera infancia de mi padre. Ya establecido en Jerez y como joven inquieto, y quizás siguiendo a su padre en eso de emprender proyectos colectivos fue cofundador del grupo literario -La Atalaya-. Un conjunto de amigos que se veían en el bar de la -Parra vieja- para compartir sus poemas. Allí estaban entre otros, Juan de la Plata, Manuel Ríos Ruiz, Manuel Pérez Celdrán, José María Velázquez-Gaztelu o Antonio Murciano. Me contaba mi padre que para hacer estas reuniones tenían que pedir permiso en la comisaría y el día de la reunión se presentaba un policía que se tomaba un cafelito y después de comprobar que no había ninguna inquietud política se marchaba. Corrían los años cincuenta y en esa época Jerez debió ser un lugar muy difícil, incluso inhóspito, para un grupo de jóvenes amantes de las artes. También editaron -La Venecia- revista literaria donde escribían muchos autores de nuestro entorno.

En esta andadura Fundaron la –Cátedra de flamencología– y al tiempo la -Fiesta de la Bulería-. Ellos fueron pioneros de este tipo de eventos y con muchos esfuerzos y sin medios dieron su impronta cultural en nuestra localidad. Comprendieron que el flamenco es un tema de estudio porque es un arte vivo que sigue evolucionando, que aunque se pueda percibir como algo estático tiene un recorrido muy amplio y antiguo, digno de ser estudiado y compartido con los demás.

De esta forma dieron un paso firme para dignificar el Flamenco comprendiendo que se trata de una expresión genuina de nuestra tierra. Supieron ver que el Flamenco es una música -de raíz- antigua y profunda, llena de arte y emociones, expresiva como ninguna y que no puede ser considerada como algo propio de borrachos, gente iletrada o de mal vivir. Corrían los años sesenta del s. XX y en esos momentos Jerez era un hervidero de artistas flamencos de primer nivel.

No puedo saberlo con exactitud, pero estoy seguro que supieron de aquel legendario concurso de cante jondo que organizaron Federico García Lorca y Manuel de Falla en 1922 en la ciudad de Granada, siendo en su momento el primer evento de estas características que se hizo en España. Muy seguramente esto pudo servirles como inspiración en su empeño de ennoblecer la música flamenca y todo la identidad cultural que hay alrededor de ella.

Mi padre y todos los demás amigos estuvieron ahí, sobre todo disfrutando de la amistad que se va forjando en medio de los proyectos compartidos y las dificultades que se siempre conlleva llevar adelante los ideales. Aportaron algo importante a la cultura de nuestra ciudad en tiempos de gran dificultad y ese es su mérito y, estoy seguro, también su satisfacción.

El ¿Cómo hoy se organiza y se gestiona el Flamenco en Jerez? , ¿Qué salud tiene hoy la fiesta de la bulería en su 50 cumpleaños? Eso… eso es otro tema.

Por lo demás, y en otro orden de cosas, mi padre gustó de servir a otros. Participó de forma activa en la fundación de -Cáritas San Rafael- organización cristiana dedicada a ayudar a los más desfavorecidos. Entre otras cosas llevaba la contabilidad, pues esa fue su profesión toda la vida, y tomaba contacto con entidades públicas y privadas para conseguir donaciones.

Esta son algunas pinceladas de la historia de Esteban Pino Romero. Él nos dejó en 2017 y valga este artículo para honrar su memoria. Una historia de alguien que desde su propia experiencia desarrolló un talante altruista, amante de la cultura y las tradiciones, la belleza y la amistad. Un Jerezano anónimo y discreto que nunca prefirió la primera fila, de carácter tímido tenía un gran sentido del humor y siempre cómplice de una copa e vino para brindar por la vida y los amigos.

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