Antonio Camas revela en el siguiente artículo los orígenes de la Cabalgata de los Reyes Magos de Jerez y su estrecha relación con el Ateneo. Un recorrido histórico imprescindible para conocer esta tradición navideña.
La imagen, procedente del Archivo Municipal de Córdoba, muestra la Cabalgata de Reyes de 1963. La tradición de los Reyes Magos, arraigada en Córdoba, debió ser similar en otras ciudades andaluzas como Jerez de la Frontera en aquella época.
Un análisis de los procesos históricos exige una pausa reflexiva y un enfoque detallado, entendiendo los contextos y significados correspondientes. Abordar la Historia mediante simplificaciones implica un riesgo considerable. Solo a través de un método riguroso que preserve el carácter científico del estudio histórico podemos evitar caer en errores, reduccionismos o interpretaciones falsas que desvirtúen la comprensión profunda del pasado.
En este artículo relacionamos el origen de la Cabalgata de Reyes Magos con la acción e iniciativa del Ateneo de Jerez, institución responsable de la actual celebración que cada año vivimos en Jerez.
Procedamos a ello:
1. La Fiesta de los Reyes |
Afirmar que la Fiesta de los Reyes Magos se celebraba en la ciudad hace muchos años podría interpretarse como una obviedad, o incluso causar confusión debido al uso de la palabra “fiesta”. Esta festividad está vinculada al carácter litúrgico de la Epifanía, celebrada el 6 de enero, que conmemora la Adoración de los Reyes Magos.
A lo largo del tiempo, la «Fiesta de los Reyes Magos» ha ido evolucionando, incorporando en un principio donaciones y regalos como parte de la ceremonia eclesiástica, pero manteniendo su esencia litúrgica. Consideramos relevante subrayar esta naturaleza con el fin de que el término «fiesta» no lleve a equívocos y no acabemos leyendo “La Fiesta de los Reyes” con la óptica actual.
La lectura litúrgica de “La Fiesta de los Reyes” se observa en las siguientes reseñas en referencia a la “Fiesta de los Reyes Magos” el 6 de enero de 1910 en El Guadalete.
También para ilustrar este caso, se observa el artículo del 8 de enero de 1903, en la misma prensa histórica de El Guadalete, donde se anuncia una “Fiesta de Reyes” en El Puerto «A las doce del día de ayer y como anunciamos a nuestros lectores en el número anterior, se celebró la fiesta de Reyes que anualmente celebra la Asociación de Señoras de la Doctrina, en el patio del antiguo edificio de Santo Domingo». Posteriormente, especifica que dicha fiesta es «para escuchar la palabra de Dios, que es el pan del alma y recibir luego los obsequios que prodigan las dignísimas señoras que han fundado y sostienen la Asociación». La noticia termina aclarando que «cada pobre recibía su ración de manos de las caritativas damas a quienes prodigaban frases de reconocimiento con la mayor alegría»
Que solo las familias privilegiadas podían realizar regalos se entiende del siguiente anuncio de una entonces tienda de Jerez, publicado el 6 de enero de 1910 en El Guadalete y en el que se enfatiza que en dicha tienda los juguetes están “al alcance de todas las fortunas” y que son propicios para las próximas Pascuas de Reyes:
“¡¡¡Para Reyes!!! Siendo extenso el surtido de JUGUETES que ha recibido el Refino de Manuel Chiva para las próximas Pascuas de Reyes, interesa al público visite la exposición que tiene en su establecimiento, donde encontrará variedad para obsequiar á los niños, ya que sus precios se encuentran al alcance de todas las fortunas, pues el Sr .Chiva tiene el propósito de vender los juguetes á precios tan reducidos que igualan á los de fábrica”
En resumen, la Fiesta de Reyes en un ámbito público poseía un carácter primeramente litúrgico y complementariamente “caritativo cristiano”, orientado a ofrecer regalos a familias humildes dentro de un contexto eclesiástico. Por ello, afirmar que la Fiesta de los Reyes Magos hacía muchos años que se celebraba en la ciudad sin contextualizar ni precisar su contenido o significado, implica ignorar la evolución de esta celebración, pudiendo dar pie a malinterpretaciones.
2. ¿Una cabalgata? |
Un aspecto destacado que permite contextualizar este análisis es conocer a qué nos referimos con el término “cabalgata”. Mientras que hoy en día se asocia casi exclusivamente con el evento del 5 de enero, esto no era así en el primer cuarto del siglo XX.
Por ejemplo, en mayo de 1913, según se expone en las imágenes que exponemos más abajo, el término “cabalgata” se relaciona con un desfile en la Fiesta de la Primavera en Sevilla. En esa ocasión, se definía la cabalgata en la misma noticia como “desfile de las carrozas y los automóviles y carruajes exornados, que marchando detrás de aquellas completaban el cortejo”.
Del mismo modo, en mayo de 1920, el mismo periódico empleaba “cabalgata” para referirse a la peregrinación de las hermandades a la aldea del Rocío, destacando que “en animada cabalgata se dirigirá a Bonanza donde embarcarán en varias barcazas”.
Finalmente, otro ejemplo lo encontramos en la Cabalgata que también formaba parte de los festejos del Carnaval de Cádiz, como aparece en el siguiente anuncio sobre una “gran cabalgata carnavalesca” del 20 de febrero de 1925 en El Guadalete.
Según la RAE, la palabra “cabalgata” tiene su origen en el italiano cavalcata, derivado del verbo cavalcare (“cabalgar”). En su esencia, el término alude a la acción de cabalgar, especialmente cuando se realiza en grupo.
Es importante destacar que no podemos asumir que el término “cabalgata”, en contextos históricos, tuviera las mismas connotaciones que hoy asociamos a la Cabalgata de Reyes Magos. Aunque la escritura sea idéntica, su significado y su uso han variado significativamente con el tiempo.
Debemos considerar que, en el pasado, “cabalgata” se utilizaba comúnmente para describir cualquier desfile, generalmente protagonizado por personas a caballo, que marchaban en grupo.
En definitiva, resulta esencial precisar el contexto al hablar de “cabalgata” en referencia a las primeras sucedidas de este tipo en el siglo XX, ya que su significado original difería del que tiene en la actualidad. En otras palabras, en el análisis histórico correcto es clave diferenciar dos realidades que son diferentes: por una parte, la aparición del término “cabalgata” en el contexto de los Reyes Magos y, por otra, el nacimiento de la cabalgata moderna, tal como la conocemos hoy en día, ya que no podemos dar por hecho que sean coincidentes o que impliquen la misma realidad.
3. La Cabalgata de 1920 |
En noviembre de 1919, el periódico El Guadalete lanzó un proyecto de suscripción con el objetivo de organizar una cabalgata para la festividad de los Reyes Magos en la ciudad de Jerez. Este proyecto tenía como finalidad recaudar fondos, aunque a priori carecía de una estructura mínima predefinida publicada que condicionara la realización o no de dicha cabalgata.
La iniciativa buscaba centralizar las contribuciones caritativas que ya se estaban realizando, si acaso darles más visibilidad, y materializar, “en formato de cabalgata”, la representación simbólica de la llegada de los Reyes Magos a la ciudad.
En principio, dado que El Guadalete es “juez y parte interesada” de esta cabalgata de 1920, resulta un desafío determinar con precisión el verdadero alcance de esta “cabalgata” siendo el propio periódico la fuente principal, con el fin de que nos permita entender hasta qué punto se aproximaba al concepto actual de cabalgata.
No obstante, si leemos con atención, algunas pistas sobre su desarrollo pueden encontrarse, primeramente, en el propio medio, las cuales se acompañan de forma cronológica con su fecha:
- «Todas estas señoritas están invitadas para efectuar hoy el reparto de juguetes, dulces y pan a los niños pobres, rogándolas se encuentren en la Escuela de San José a la una y media de la tarde» (6 de enero de 1920)
- «Tuvo ayer digno remate con el acto de la distribución de juguetes entre los niños pobres. Tuvo lugar aquél en el antiguo edificio de los Diezmos, donde se encuentran instaladas las Escuelas Cristianas de San José, que dirigen los Hermanos de la Doctrina. Desde la una de la tarde comenzaron a llegar al referido sitio los niños y niñas de las escuelas públicas acompañados de sus respectivos profesores y centenares de chicos en unión de individuos de su familia” (7 de enero de 1920)
- «De la distribución estuvieron encargadas las distinguidas esposas de los señores de la comisión organizadora de la fiesta y las bellas señoritas que en la función celebrada el pasado día 3 en el Teatro Eslava cantaron «La canción del soldado». (7 de enero de 1920)
- “Después se improvisó un baile en el Casino Jerezano, resultando la fiesta muy animada». (7 de enero de 1920)
- «… la distinguida señora de Buck, que no omitió gastos en el exorno de la magnífica carroza que figuró en la cabalgata y a la Compañía de Electricidad, cuyo amable Director, instaló gratuitamente las dos artísticas estrellas que el público pudo contemplar» (8 de enero de 1920, El Guadalete)
De estas noticias se puede entender que la cabalgata impulsada por El Guadalete se trataba de un sencillo paseo a caballo por parte de los Reyes Magos, con al menos alguna decoración adicional y, como un acto aparte pero principal, la entrega de regalos obtenidos por la caridad en una Escuela de la Doctrina por parte de la propia alta sociedad jerezana que lo había organizado (aunque sin aparente implicación litúrgica, ya que no aparece de forma explícita en la noticia).
El baile en el Casino Jerezano no es casual ya que, además ser el lugar de encuentro de la alta sociedad jerezana, también, según se detalla en el propio periódico, la institución fue la principal donante en dicha suscripción para la recaudación de fondos.
Un ejemplo de cómo pudo haber sido aquella cabalgata de 1920 referida a los Reyes Magos la encontramos en la descripción, más objetiva, que en el propio periodo de El Guadalete hace de la cabalgata, pero de Arcos de la Frontera en 1915.
En este caso, retrata la Cabalgata de Arcos como un paseo a caballo de los Reyes Magos, siendo los respectivos tres caballos sostenidos por pajes reales, que a su vez caminan escoltados por la guardia municipal. Esta pequeña comitiva recorrió varias calles hasta llegar al patio del Castillo, si bien, no sería en el mismo castillo sino en la anexa Plaza de la Constitución donde los niños y niñas recogerían posteriormente sus juguetes.
Finalmente, una visión diferente de la cabalgata la encontraríamos posteriormente en la propia Revista del Ateneo de Jerez (cuyo primer número, recordemos, salió en agosto de 1924).
Así en el número correspondiente a enero de 1926, anunciando la participación de la sección de Bellas Artes en la Cabalgata de Jerez, describe:
“La Sección de Bellas Artes, del ATENEO, y personalmente sus miembros, señores Miciano, Chamorro, Lorente. Revueltas, Padilla, Montero y Romero, que tanto y tan bien han trabajado en la organización de una cabalgata exenta de chabacanerías y de anacronismos, bien merecen nuestra más sincera felicitación, como igualmente los señores todos de la Comisión de la FIESTA DE REYES, y su digno Presidente don Francisco Merry y Ponce de León, al que tanto debe la FIESTA y quien facilitó galantemente muy valiosos elementos para la realización de la Cabalgata.»
En el mismo artículo, respecto a las innovaciones incorporadas por el Ateneo de Jerez en enero de 1926, de forma igualmente contundente, describe:
“El aspecto grotesco y de carnavalada, corriente en esta clase de festejos, ha sido desterrado por completo”
Aspectos que podrían ser una crítica a otras cabalgatas o a la realizada en 1920, de las cuales el Ateneo de Jerez busca diferenciarse. Recordemos que el propio Carnaval de Cádiz incluía su propia cabalgata, entendemos que de evidente carácter “carnavalesco”, y esto podría haber influido en la organización de la Cabalgata de Reyes Magos de 1920.
4. Los años siguientes |
Tanto en 1921 como en 1922 se evaporó aquella “voluntad caritativa cristiana” de la alta sociedad jerezana relacionada con los Reyes Magos y en el periódico El Guadalete desaparecen las noticias sobre suscripciones y cabalgatas.
En 1921 no hay noticias de suscripción por la cabalgata ni noticia alguna en Jerez, salvo la referida a la Cabalgata en Sevilla.
Así, el 6 de enero de 1921, el periódico describe en páginas interiores la Cabalgata de los Reyes Magos que desde 1918 celebra el Ateneo de Sevilla en la ciudad hispalense.
Días después, el 8 de enero de 1921, destaca, sin embargo, la noticia, ubicada en primera página del periódico, sobre la reactivación del Ateneo de Jerez, en la sección «Nota del día», lo cual tendrá impacto posteriormente.
«En nuestro coquetón y benemérito Instituto General y Tecnico ha comenzado a resurgir el Ateneo Jerezano. Trabajo ha costado restablecer esta institución y, no se hubiera logrado a no ser por el esfuerzo gigantesco (…) Los demás colegas locales también han laborado por el Ateneo y unos y otros más, otros menos, todos han creado el ambiente necesario para que volviese a entrar en el periodo de actividad que comenzó el pasado día de la festividad de los Santos Reyes Magos»
En 1922, al igual que en 1921, no volvería a hacerse mención ni de la cabalgata ni de suscripción ni de entrega de regalos. De hecho, el 6 de enero, en la “Nota del Día” de El Guadalete, hace referencia, como se refleja en las imágenes siguientes, a «acordémonos en esta fiesta de los pobres que necesitan del regalo de la salud, el más precioso juguete de la vida».
Posteriormente, el 8 de enero de 1922, como anécdota en la tercera página del periódico, refleja la iniciativa individual y privada de donación benéfica de una canasta de juguetes por la festividad de los Reyes Magos, como se muestran en las siguientes imágenes.
En definitiva, es crucial entender que la «cabalgata» de 1920 fue una iniciativa aislada, que, al igual que surgió, desapareció con el tiempo. Esta efímera celebración no logró consolidarse como una tradición perdurable, y aunque en su momento representó un esfuerzo por organizar un evento diferente, no alcanzó la continuidad ni el impacto que sí tuvo la del Ateneo.
5. La Cabalgata del Ateneo de Jerez |
Tras dos años de ausencia, 1921 y 1922, sin cabalgata ni entrega de regalos, el Ateneo de Jerez retomó la iniciativa, adoptándola y transformándola en el concepto de Cabalgata de Reyes Magos que conocemos hoy en día.
En este contexto, la primera página de El Guadalete del 16 de diciembre de 1922 publicó la noticia titulada “La Fiesta de los Reyes”, mencionando en ella la acción de Luis de Ysasi, fundador del Ateneo de Jerez a finales del s. XIX. Esta iniciativa, probablemente, sirvió como inspiración para que el Ateneo decidiera revitalizar una acción que pronto que había quedado en el olvido.
El Ateneo de Jerez se había propuesto organizar una Cabalgata de Reyes Magos con un mayor alcance, mejor estructurada y de mayor popularidad, con la intención de que perdurara en el tiempo. Una prueba de este enfoque es el certamen literario publicado el 17 de diciembre de 1922 en El Guadalete, que refleja su esfuerzo por consolidar la cabalgata como un evento organizado y con una base cultural más sólida.
El 24 de diciembre de 1922 sale publicada la lista de donaciones recaudadas para lo que en El Guadalete denominaron “Festival de Reyes”
Destaca la ausencia del Casino Jerezano, que había sido el principal donante para la “cabalgata” de 1920, sustituido por el Círculo Mercantil. Esto es relevante desde el punto que señala como la iniciativa ya no partía de la “alta sociedad jerezana” con fines “caritativos cristianos”, sino desde la motivación e iniciativa de parte de la población implicada en cuestiones comerciales, sociales y culturales.
No en vano, también destaca la presencia de nombres de destacados ateneístas en la lista.
Es importante destacar la profesionalización que la Cabalgata de los Reyes Magos experimentó bajo la gestión del Ateneo de Jerez.
A diferencia de aquel primer intento, cuando en 1919 El Guadalete hacía referencia a una única «Comisión» en sus llamados a la suscripción, en diciembre de 1922 se menciona la existencia de “subcomisiones encargadas de la marcha de los trabajos”. Este cambio refleja no solo una mayor organización y especialización en la planificación del evento, sino también el compromiso del Ateneo con su continuidad y consolidación como una potencial tradición en la ciudad.
El Ateneo de Jerez asumió la organización de la cabalgata de 1923 con tan solo unas semanas de antelación, lo que evidenció un margen muy limitado para una planificación detallada. Sin embargo, como se ha expuesto, se movió de forma rápida para intentar llegar con los mejores recursos para la Cabalgata de Reyes. Esta capacidad organizativa y de movilización deja entrever como, entre sus objetivos principales desde el comienzo, destacaron el impulso de una dimensión artística y extendida para la cabalgata, alejándose del enfoque “carnavalesco”, algo elitista y exclusivamente caritativo que caracterizó el anterior intento.
Para comprender el cambio conceptual que introdujo el Ateneo de Jerez en la cabalgata, resulta clave la “Nota del Día” publicada en El Guadalete el 6 de enero de 1923. En este artículo, el periódico realiza una crítica sutil a las modificaciones introducidas por el Ateneo en su primera organización.
Entre los cambios destacaron la orientación hacia una celebración más popular y equitativa, priorizando la entrega de un mayor número de juguetes para todos los niños, reforzando así el carácter inclusivo de la festividad.
Dicha nota del día reza así:
«En su sencillez y modestia la cabalgata de los Reyes Magos no fue mezquina ni de mal gusto. Fácilmente pudiera haber sido más rica, si a todo trance no se hubiera dispuesto sacrificar la ostentación al propósito de que el número de juguetes fuera el máximo, según la recta y general voluntad de los donantes, que con un mínimo de fiesta callejera, de ceremonial presentación y de ornamento, quedaron liberados del reproche de que, a pretexto de atender a los niños, lo que procuraban con su caridad principalmente era divertirse ellos.
Entendida así la Fiesta de los Reyes Magos, tuvo el exorno decoroso y suficiente para que a nadie, con sano juicio, pudiera originar decepción o descontento.
El significado, pues, y todo el importante exacto de la fiesta, nunca superado en Jerez, había que juzgarlo en la exposición de juguetes -más de cuatro mil acaso- instalada en las aulas del Instituto. Allí es donde estaba la prueba del empleo dado a las pesetas de los donantes, de la constancia enérgica y serena de los organizadores, y de la equidad en que se han inspirado y puesto en marcha los métodos de reparto de juguetes, previo siempre al sorteo, que se ha establecido».
De especial relevancia es el último párrafo de dicha “Nota del día”, la cual refleja el cambio de rumbo intencionado dado en su iniciativa por el Ateneo de Jerez en esta su primera organización:
«En esto, principalmente, y no en bambollas callejeras, quiso tener sus esperanzas, –con ánimo de perfeccionarlas en años sucesivos aumentando la riqueza escénica de la fiesta– el Ateneo Jerezano, que precisamente por esto y por la discreción que con ello ha revelado puede estar seguro de merecer los aplausos de todas las personas bien intencionadas y de haber justificado el crédito de confianza que los unos con su dinero, los otros con su pensamiento y todos con su simpatía, le han dispensado para tal iniciativa en esta noble ciudad, que si es la población en que queda mucho por hacer, no es la en que «nada puede hacerse”, según mienten a cada paso las personas perezosos de voluntad, débiles de corazón o raquíticos de ideas»
Dicho cambio queda retratado en la referencia que el periódico sevillano El Liberal, en su nº 8651 correspondiente al mes de agosto de 1924 a raíz de la primera publicación de la Revista del Ateneo, comparando la cabalgata del Ateneo de Jerez a la ya organizada por el Ateneo de Sevilla:
«El Ateneo de Jerez de la Frontera ha comenzado la publicación de una revista literaria titulada «Revista del Ateneo», de la que hemos recibido el primer ejemplar. En ella se contienen diferentes trabajos literarios de autores clásicos y modernos, a más de notas y apuntes de actualidad e interés local, que hacen a dicha publicación muy amena e instructiva.
El Ateneo de Jerez realiza una obra de cultura modesta, pero constante, pues a más de tener clases de idiomas y una selecta biblioteca, celebra, a semejanza del de Sevilla, una fiesta de los Reyes Magos muy lucida, en la que regala juguetes y ropas a los niños pobres de la localidad, y también posee una aparato de radiofonía, que es de los primeramente instalados en la región andaluza»
La intencionalidad de seguir perfeccionando la Cabalgata quedaba clara. Así, en la Revista del Ateneo correspondiente a diciembre de 1925 señala “los Reyes Magos harán su entrada triunfal en Jerez en vistosa y artística cabalgata, siendo portadores de millares de juguetes que el Ateneo distribuirá”
El proyecto de la Cabalgata de Reyes Magos dio un salto significativo en 1926, un año clave para su nueva conceptualización. Mientras que en 1923 la organización contó con un margen de acción muy limitado, y en los años posteriores el renovado Ateneo de Jerez se centró en iniciativas como el lanzamiento de la Revista del Ateneo (1924) o la Exposición Obrera Provincial (1925), en 1926 por fin se logró aunar y coordinar esfuerzos, recursos y planificación para consolidar un avance notable en la celebración.
Ese año, la Cabalgata adquirió un carácter artístico más definido, marcando un precedente para su formato actual. Como novedad, se introdujo una división de la comitiva en tres partes, representando los séquitos de cada Rey Mago, caracterizados según su procedencia, una modificación introducida por el Ateneo y que persiste hasta hoy.
Además, esta transformación artística incluyó innovaciones en el transporte de los juguetes durante el desfile, destacándose elementos como un “palanquín indostánico” y una “artística carroza egipcia”, que añadieron riqueza visual y simbólica al evento.
Es especialmente relevante la aportación de Teodoro Miciano, director de la Sección de Bellas Artes del Ateneo de Jerez, quien jugó un papel fundamental en la definición artística de la Cabalgata. Miciano, además de su implicación en el Ateneo, fue docente en la Escuela de Artes de Jerez, director de la Calcografía Nacional, académico de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando y galardonado con el Premio Nacional de Grabado en 1949.
En la Revista del Ateneo de febrero de 1926, se detallan estos cambios de la siguiente manera:
- “Otra de las innovaciones de la pasada FIESTA DE REYES, fué el carácter artístico y de completa propiedad, dado a la cabalgata. El aspecto grotesco y de carnavalada, corriente en esta clase de festejos, ha sido desterrado por completo y fué un acierto más de la Comisión Organizadora de la Fiesta, el encomendar a la Sección de Bellas Artes, del Ateneo, la organización, indumentaria y confección de los atributos de la cabalgata. Cada Rey Mago, como procedente de un país distinto del lejano Oriente, iba acompañado de un séquito formado por pajes, soldados, esclavos y palafreneros, vestidos con la más exacta propiedad, con trajes confeccionados exprofeso, con arreglo a figurines artísticos y ajustados a la época. El grupo indio, el árabe y sobre todo el egipcio, fueron muy elogiados por su indumento y caracterización.»
- «Un palanquín indostánico llevado por cuatro nubios perfectamente caracterizados, y una artística carroza egipcia arrastrada por dos pacientes bueyes, dignísimos descendientes del buen Padre APIS, eran los vehículos en que los magnates orientales traían los cargamentos de juguetes, que habían de ser distribuidos entre los niños jerezanos.»
- “Entre los detalles nuevos, merece especial mención la prueba hecha este año, de la entrega por los Reyes Magos, de los juguetes, en los balcones de las casas donde se encontraban, a los niños, cuyos padres, tuvieron el buen gusto de desear, quela indicada entrega personal, se hiciese (…) el ATENEO JEREZANO, desea que la FIESTA DE REYES, adquiera el encanto y el color que por la participación directa en ella, ha de recibir del interés, cordialidad y simpatía que le aportan los niños y sus familias.”
En 1927, se menciona la distribución de juguetes en diversas escuelas, ampliando su alcance más allá de la Escuela de los Hermanos de la Doctrina. Este cambio marcó un avance respecto al tono predominantemente de “caridad cristiana” de reparto de regalos anteriores. Recordemos que en 1920 la alta sociedad jerezana fue la encargada de celebrar la entrega de juguetes en un colegio cristiana, realizada por mujeres, para posteriormente celebrarlo con un baile en el Casino Jerezano.
La Revista del Ateneo de febrero de 1927 ofrece un relato detallado:
“Enumerar el resultado de la distribución de juguetes en las distintas escuelas, ocuparía un espacio de que no disponemos, máxime habiendo sido igualmente celebrada en todas y justamente enaltecida por la prensa local que desinteresadamente tomaron la no leve tarea de reseñar el reparto en todas las escuelas.
Los colegios y escuelas presentaban el aspecto de las grandes solemnidades; en cada una de ellas los niños del Instituto Nacional o del Colegio de los Marianistas pronunciaron bellos discursos alusivos al acto, y en algunas los alumnos recitaban bellas poesías, obsequio cariñoso que dedicaban a los patronos de la misma, y a la caridad cuantos con su donativo aumentaron la suscripción abierta en favor de los niños pobres.
Tuvieron caracteres de verdadera solemnidad los actos celebrados en las Escuelas de los Hermanos de la Doctrina, en las nacionales de doña Luisa Regife, doña Dolores Bas, en cuya escuela uno de los párvulos que allí se educan recitó la hermosa composición que insertamos al final de esta reseña. En todas en general cundió el entusiasmo y se pusieron en juego cuantos elementos sirviesen para que este acto resultase digno de los altísimos ideales que persigue.”
En ese mismo número el Ateneo de Jerez hace una síntesis pública de la Fiesta de Reyes del Ateneo en 1927:
6. Conclusiones |
La llamada «Fiesta de los Reyes Magos» como tal referida tiene una larga trayectoria, si bien históricamente vinculada al acto litúrgico de la Epifanía y a la tradición privada y familiar de entregar regalos a los niños y niñas.
Dado que los juguetes eran considerados un “producto de lujo”, surgieron paralelamente actos de “caridad cristiana”, en los que las clases privilegiadas recaudaban fondos y limosnas mediante donaciones y eventos, con el propósito de ofrecer regalos a las familias más desfavorecidas, si bien como parte de las celebraciones eclesiásticas.
La cabalgata promovida por el periódico El Guadalete en 1920 representó una iniciativa, a la postre aislada, con el fin de reorganizar las entonces existentes recaudaciones de “caridad cristiana” de adquisición de juguetes, pero por otro, prácticamente conservó el concepto predominante de la época para una “cabalgata”, esto es, un desfile de los Reyes Magos montados a caballo por las calles de la ciudad. Paralelamente, la entrega de regalos se realizó en una escuela católica de Jerez, en un acto presidido no por los Reyes Magos sino por las (textualmente) “señoras y señoritas” de la alta sociedad jerezana, lo que marcaba una clara distinción entre ambas actividades.
Por tanto, sobre la cabalgata de 1920:
¿Fue la primera vez de un paseo de Reyes Magos por las calles de Jerez? Sí.
¿Fue la primera cabalgata tal como hoy la conocemos? Definitivamente, no.
La cabalgata que conocemos hoy en día es heredera directa de la planificada y organizada por el Ateneo de Jerez, y esto debe ser reivindicado. Su consolidación hasta convertirse en la tradición actual fue posible gracias, primero, a la profunda renovación del Ateneo de Jerez en 1921 y, segundo, a su decisión en 1922 de asumir públicamente la responsabilidad de organizar la Cabalgata de los Reyes Magos. Este compromiso permitió que el evento evolucionara de manera sostenida, tanto en escala como en formato, hasta alcanzar sus características modernas. Sin la iniciativa, compromiso y dedicación del Ateneo de Jerez, la Cabalgata de los Reyes Magos no tendría la relevancia ni el carácter que posee en la actualidad.
El surgimiento de la cabalgata organizada por el Ateneo en 1923 marcó un punto de inflexión clave. Este modelo no sólo redefinió la estructura y alcance del evento, sino que transformó la forma en que se concebía la donación de regalos, integrándola en el desfile y alejándose del enfoque de mera “caridad cristiana”. Los cambios introducidos por el Ateneo en aquel entonces sentaron las bases de la cabalgata moderna, con características esenciales como:
- Redimensionamiento cuantitativo y cualitativo:
Se incorporaron carrozas artísticas que representaban la procedencia de cada Rey Mago, junto con una caracterización detallada de sus séquitos. Este enfoque artístico y cultural añadió profundidad y simbolismo al desfile, otorgándole una dimensión visual impactante que persiste hasta hoy. - Integración del reparto de juguetes en el desfile:
En lugar de realizar la entrega de regalos en actos separados, como era habitual en la actividad eclesiástica, se incluyó como parte de la propia cabalgata. Este cambio no solo unificó las actividades bajo un mismo paraguas conceptual, sino que también convirtió la entrega en un acto público, accesible y participativo. - Popularización y equidad:
La organización ateneísta priorizó llegar al mayor número posible de niños y niñas, dejando atrás el enfoque anterior. En lugar de limitarse a un acto destinado exclusivamente a familias desfavorecidas, la cabalgata se fue transformando en una fiesta popular, pública y equitativa, accesible para toda la ciudadanía, aunque sin duda preservando el énfasis en las familias que no podían permitirse la compra de regalos. Esto contrastaba con la versión anterior, como la organizada en 1920, donde era de forma visible la alta sociedad jerezana, y no los Reyes Magos, quienes desempeñaban un papel central, tanto en la organización de reparto de regalos como en los actos relacionados.
En definitiva, la visión del Ateneo de Jerez no solo permitió consolidar la Cabalgata de los Reyes Magos como una tradición arraigada en la ciudad, sino que la dotó de un carácter artístico, cultural y social que nunca antes había tenido, además de extender de forma consciente el reparto de juguetes. La cabalgata organizada por el Ateneo a partir de 1923 situó a los Reyes Magos en el centro de la celebración, lo que permitió superar su enfoque inicialmente caritativo en un limitado ámbito de confesión religiosa. De este modo, la Cabalgata de Reyes Magos se transformó en el evento familiar, “mágico” e inclusivo que conocemos hoy en día.
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