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Descubre la fascinante historia del Convento de Nuestra Señora del Socorro de Jerez de la Frontera, desde sus orígenes visigodos hasta su cierre en el siglo XIX. Un viaje en el tiempo por el patrimonio jerezano.
Jerez secreto: El convento visigodo que desapareció (y por qué deberías saberlo)
Jerez de la Frontera, tierra de vinos, caballos y flamenco, también guarda entre sus calles rincones llenos de historia y espiritualidad. Hoy, nos adentramos en uno de esos lugares emblemáticos, el Convento de Nuestra Señora del Socorro, un edificio con siglos de vida que nos invita a descubrir el pasado más profundo de nuestra ciudad. Prepárate para un viaje en el tiempo que te sorprenderá.
De eremitorio visigodo a convento agustino: Raíces jerezanas
Para entender la historia del Convento del Socorro, tenemos que remontarnos muy atrás, hasta la época visigoda. En aquel entonces, existía en este mismo lugar un eremitorio o Casa Guía, un espacio de recogimiento donde ya se veneraba una imagen de la Virgen. Imagínate, ¡culto mariano desde hace siglos en Jerez! Pero la historia oficial del convento como tal comienza en 1509. Aunque, ojo al dato, según los documentos del propio convento, la fecha de fundación que ellos consideraban era el 16 de febrero de 1532. Cosas de archivos antiguos, ¿verdad?
Con el tiempo, los agustinos, una orden religiosa con mucha fuerza en la época, fueron ganando terreno en Jerez. Tanto fue así que en 1561 consiguieron los permisos y el terreno para construir su propia iglesia. Y aquí viene un cambio de nombre curioso. La imagen de Nuestra Señora de la Guía, que antes se veneraba en la Iglesia de San Ildefonso, pasó a llamarse Nuestra Señora del Socorro. ¿El motivo? Un milagro que se le atribuyó a principios del siglo XVII. La familia Dávila, que eran los protectores de la iglesia de San Ildefonso, cedieron la imagen en 1610 y, finalmente, la donaron al convento en 1623. Así, la Virgen del Socorro se convirtió en una pieza clave del patrimonio conventual.
Mudanzas, disputas y cédulas reales: El convento se traslada
En 1623, los agustinos tomaron una decisión importante: mudarse. El antiguo convento se les había quedado pequeño y, además, estaba en muy mal estado, casi en ruinas. Pero este traslado no fue fácil. Surgieron disputas y oposiciones por parte de otros clérigos de la ciudad. Nadie quería perder influencia, suponemos. La cosa llegó a tal punto que tuvo que intervenir la Corona Real. Una Real Cédula zanjó la polémica, dejando claro que no se trataba de una nueva fundación, sino de un simple cambio de ubicación. Las obras del nuevo convento se prolongaron durante años, concluyéndose finalmente en 1643. Así que, el edificio que vemos hoy es fruto de esa mudanza del siglo XVII.
De ocupación francesa al cierre definitivo: El legado perdura
La vida del convento siguió su curso con relativa tranquilidad hasta que llegó el siglo XIX, una época convulsa en España. En 1810, en plena Guerra de la Independencia, el edificio fue ocupado por las tropas francesas. Los frailes tuvieron que marcharse, aunque pudieron regresar brevemente en 1812. Pero la calma duró poco. Nuevamente, tuvieron que abandonar el convento, esta vez por la ocupación de tropas españolas. El regreso definitivo no se produjo hasta 1814. Sin embargo, el destino del Convento del Socorro estaba marcado. En 1835, tras la exclaustración de Mendizábal, el convento fue cerrado de forma definitiva. Un golpe duro para la comunidad religiosa y para la propia ciudad.
A pesar de su cierre, el Convento de Nuestra Señora del Socorro de Jerez de la Frontera sigue siendo un testigo excepcional de nuestra historia. Sus muros han presenciado siglos de acontecimientos, desde la época visigoda hasta el siglo XIX. Durante generaciones, fue un lugar de encuentro, de fe y de devoción para los jerezanos. Hoy, aunque ya no funcione como convento, su legado perdura en la memoria de Jerez, recordándonos la rica y compleja historia que se esconde detrás de cada rincón de nuestra ciudad. ¿Te animas a descubrirlo en persona?
Fuentes:
- Portal de Archivos Españoles (PARES)
ES.28079.AHN/3.1.2.2.31// - Estrada Robles, Basilio. Los Agustinos Ermitaños en España hasta el s. XIX.-Madrid, Editorial Revista Agustiniana, 1988.
- Real Decreto de 11 de octubre de 1835 suprimiendo los monacales. BOE núm. 292, de 14 de octubre de 1835, página 1157.
- Real Decreto de 25 de julio de 1835 suprimiendo los monasterios y conventos de religiosos que no tengan 12 individuos profesos, de los cuales las dos terceras partes a lo menos sean de coro. BOE núm. 211, de 29 de julio de 1835, páginas 841 a 842.
- Real Decreto de 18 de agosto de 1809 disponiendo que todas las órdenes regulares, monacales, mendicantes y clericales existentes en los dominios de España queden suprimidas, según se expresa. BOE núm. 234, de 21 de agosto de 1809, páginas 1043 a 1044.
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