Un nuevo caso de abusos sexuales en el seno de la Iglesia española ha salido a la luz, esta vez en el colegio Marianistas de Jerez de la Frontera. Según una investigación del diario El País, que ha tenido acceso a la lista de 806 casos admitidos por la Iglesia en España, un docente del centro abusó de al menos un menor entre 1964 y 1976.
La sombra de los abusos se extiende a los Marianistas Jerez
El caso, resuelto de forma privada en 2022, ha supuesto un pago de 70.000 euros por parte de la Iglesia a la víctima, una cifra que se convierte en una de las mayores indemnizaciones conocidas en este tipo de casos. El acuerdo particular, sin embargo, evita la condena judicial del responsable y deja un sabor amargo a la justicia.
Un pago sin precedentes
Lejos de ser un caso aislado, la lista de la Iglesia española revela otro episodio de abusos en Jerez, esta vez en una parroquia y con dos víctimas. Ocurrido en 2013 y conocido por la iglesia en 2020, el caso ha desembocado en una condena judicial de 12 años para el culpable y una reparación económica de 22.000 euros para una de las víctimas y 8.000 euros para la otra.
Heridas que no cicatrizan
Si bien estas indemnizaciones suponen un reconocimiento del daño causado, no pueden borrar el dolor y el trauma que sufren las víctimas. La sombra de los abusos sexuales en la infancia persigue a las personas durante toda su vida, dejando profundas secuelas físicas y emocionales.
Un clamor por la justicia
Estos casos ponen de relieve la necesidad de una respuesta contundente por parte de las autoridades judiciales y eclesiásticas. No basta con indemnizaciones económicas, es necesario que se haga justicia y que los responsables de estos actos respondan ante la ley.
Un compromiso con la verdad
La Iglesia española debe asumir su responsabilidad en estos terribles hechos y colaborar con la justicia para esclarecer todos los casos. La transparencia y el reconocimiento del daño son pasos imprescindibles para empezar a sanar las heridas del pasado y construir un futuro libre de abusos.
Un futuro sin abusos
Es necesario crear un entorno seguro para los niños y niñas, tanto en las instituciones educativas como en las religiosas. La formación en valores, la prevención y la detección temprana son claves para evitar que estos horrores se repitan.
Solo con un compromiso firme por parte de todos los actores sociales podremos construir una sociedad donde la infancia esté protegida y donde los abusos sexuales sean erradicados de una vez por todas.
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