Si estás buscando una receta para hacer los roscos de vino más auténticos y deliciosos estas Navidades en casa, has llegado al lugar adecuado. Olvídate de los comprados; esta receta te permitirá disfrutar de un sabor tradicional, una textura inigualable y un aroma que inundará tu hogar de espíritu navideño. ¡Manos a la obra con estos roscos de vino perfectos!

Ingredientes esenciales para los roscos de vino

Para conseguir la calidad y el sabor que deseas en tus roscos de vino, es fundamental utilizar ingredientes de primera. Presta especial atención a la calidad de la manteca de cerdo y el vino dulce, ya que son los pilares de esta preparación.

  • 375 g. de harina floja
  • 125 g. de harina de fuerza
  • 750 g. de manteca de cerdo a temperatura ambiente (imprescindible para la textura)
  • 200 g. de almendras crudas (aportarán un toque crujiente y aromático)
  • 225 g. de azúcar glas (para la masa) + 1 kg. para cubrirlos por completo (para el acabado final)
  • 40 g. de ajonjolí (sésamo)
  • 2 clavos (especia)
  • 1/2 cucharadita de canela molida (el toque clásico navideño)
  • 1/4 l. de vino dulce de buena calidad (el ingrediente estrella)

Elaboración paso a paso de los roscos de vino

Sigue estos pasos detallados para asegurar el éxito de tu receta de roscos de vino caseros. La clave está en no amasar en exceso y en el control de la temperatura del horno.

  1. Preparación de aromas y tostado

    Precalentamos el horno a 200º C. En una bandeja, tostamos las almendras, el ajonjolí y los dos clavos. Es crucial vigilarlos para que no se quemen, solo queremos que doren ligeramente y liberen su aroma. Cuando estén dorados (normalmente, unos 10 minutos), sacamos la bandeja y dejamos enfriar por completo.

  2. La base aromática de la masa

    Una vez fríos, trituramos las almendras, el ajonjolí y los clavos hasta obtener un polvo fino. A continuación, mezclamos este potente aroma con la manteca de cerdo (que debe estar blanda), el azúcar glas y la canela. Batimos hasta conseguir una mezcla homogénea y cremosa.

  3. Integración de líquidos y harinas

    Es el momento de añadir el vino dulce. Mezclamos brevemente. Luego, añadimos las harinas (floja y de fuerza), previamente tamizadas. Amalgamamos todo sin amasar en exceso. Este punto es vital; si amasamos demasiado, desarrollaremos el gluten de la harina y los roscos de vino quedarán duros en lugar de mantecosos y quebradizos. Solo hay que unir los ingredientes hasta que no quede harina suelta.

  4. Formado y corte

    Espolvoreamos un poco de harina en la superficie de trabajo y estiramos la masa con un rodillo hasta obtener un grosor uniforme de 6-8 mm. Cortamos la forma circular del rosco con un vaso o un cortador de galletas grande. Colocamos las piezas en la bandeja de horno cubierta con papel de hornear. Seguidamente, con un cortador circular más pequeño (del tamaño de un dedo, por ejemplo), hacemos el agujero central.

  5. Horneado perfecto

    Horneamos a 180º C con ventilador durante aproximadamente 12 minutos. El tiempo puede variar según el horno, pero deben estar ligeramente dorados por los bordes. No los cocines en exceso, ya que se terminarán de hacer con el calor residual. Dejamos templar.

  6. El toque final: Emborrizado

    Una vez que los roscos de vino estén templados (aún calientes, pero manejables), es el momento de emborrizarlos por completo con el azúcar glas. Para un acabado más generoso y tradicional, déjalos reposar unas horas y emborriza otra vez de azúcar glas. Este doble baño asegura que queden perfectamente blancos y dulces.

  7. Conservación

    Finalmente, envolvemos en papel de seda o, la mejor opción para mantener su frescura y textura, es guardarlos en un recipiente hermético. Así mantendrás tus roscos de vino tiernos y crujientes durante todas las fiestas.

¡Esperamos que disfrutes muchísimo de esta tradicional receta de roscos de vino caseros!

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