Adéntrate en la noche de 1339 para desvelar el misterio de Diego Fernández de Herrera, el caballero jerezano que se infiltró en el campamento musulmán para dar muerte al temido Infante Abu Malik, un acto de valentía y sacrificio que cambió el destino de Jerez de la Frontera.
27 de octubre de 1339: Una cita con la historia y la muerte
El Jerez de 1339 se ahogaba bajo el cerco implacable de las tropas del sultán de Marruecos, lideradas por el Infante Abu Malik, conocido por los cristianos como Abomelique el Tuerto. La desesperación se cernía sobre la muralla. En ese contexto de asfixia y terror, un nombre emerge de las crónicas medievales para convertirse en leyenda: Diego Fernández de Herrera.
La noche del 27 de octubre de 1339, Diego Fernández de Herrera tomó una decisión que iba más allá del valor. Habiendo sido cautivo en África, conocía las costumbres y la lengua de sus enemigos. Se puso ropas árabes, se cubrió el rostro con el manto del misterio y se internó solo en la oscuridad, con una misión casi suicida: matar al Infante y liberar a su ciudad. El misterio de Diego Fernández de Herrera comenzaba a escribirse con tinta de audacia.
El disfraz y la infiltración
La figura de Diego Fernández de Herrera se deslizó como una sombra entre las tiendas del campamento sarraceno. La audacia de su plan era tan grande que rozaba lo increíble. Disfrazado de súbdito del Infante o de esclavo, logró acercarse al pabellón de Abu Malik, el temido hijo del sultán, artífice del asedio que estrangulaba a Jerez.
Las crónicas, envueltas en la bruma del tiempo, cuentan que el Infante fue sorprendido. Algunas fuentes sugieren que fue herido de muerte y huyó para morir desangrado a la orilla de un arroyo. Otras, más directas y épicas, aseguran que Diego Fernández de Herrera logró entrar en su tienda y darle muerte. El resultado, sin embargo, es el mismo: Abu Malik cayó, y con él, el alma del ejército sitiador.
La recompensa y el enigma de su muerte
La muerte del Infante sembró el pánico y el desconcierto. El ejército musulmán, descabezado, levantó el cerco y se dispersó. Jerez fue libre. Pero, ¿cuál fue el precio para el héroe? La historia es clara al afirmar que Diego Fernández de Herrera murió en la gesta. ¿Fue descubierto y abatido al salir? ¿Se sacrificó en un combate desigual tras el golpe fatal?
Su memoria fue conservada y engrandecida por su acto. Fue recompensado con el título de «libertador del pueblo jerezano». Sus restos, honrados, fueron sepultados en la cripta de la Iglesia de San Marcos de Jerez de la Frontera, donde se halló una lápida con una inscripción que rezaba: «Aquí yace el magnífico y muy noble y esforzado caballero, gran libertador de su patria Xerez, Diego Fernández de Herrera, que mató al Infante Tuerto, y a costa de su vida la libró de su gran poder, año de 1339». Esta inscripción resume la epopeya y perpetúa el misterio de Diego Fernández de Herrera.
A día de hoy, el relato de la noche del 27 de octubre de 1339 sigue siendo un monumento al coraje. La figura de este caballero, mitad historia, mitad leyenda, simboliza la resistencia de un pueblo y permanece grabada en la identidad de la ciudad, un recordatorio de cómo la valentía de un solo hombre puede cambiar el curso de la historia.
- Whatsapp: ¡Noticias al instante! 📱
- Telegram: ¡Únete al canal! ✈️
- RSS: ¡Suscríbete a nuestro boletín! 📧
