
En Jerez de la Frontera, algunos sabores nos transportan directamente a la infancia. Uno de ellos es sin duda el del candié, ese reconstituyente tan popular en Jerez que nuestras madres y abuelas preparaban con cariño. La receta tradicional del candié jerezano esconde una historia sencilla, ligada a la tradición vinícola de nuestra tierra y a la sabiduría popular que buscaba en ingredientes básicos una forma de dar fuerza a los pequeños, o a cualquiera que necesitase un empujón. Era una mezcla simple, pero efectiva, considerada un alimento fortificante en tiempos donde los remedios caseros ocupaban un lugar central en el cuidado familiar.
Un poco de historia y tradición
El origen del candié está íntimamente conectado con la producción de los famosos vinos jerezanos. La disponibilidad de vino dulce de calidad, como el Pedro Ximénez, facilitó la creación de esta bebida casera. No se trata de un elixir complejo, sino de la unión inteligente de ingredientes energéticos y nutritivos que se tenían a mano en cualquier hogar jerezano. Era la respuesta local a la necesidad de un aporte extra de energía, especialmente valorado en épocas de frío o cuando alguien se sentía débil. Su popularidad residía en su facilidad de preparación y en la creencia extendida en sus propiedades para «levantar el ánimo» y el cuerpo.
La sencilla receta del candié
Preparar un candié es un acto de sencillez que evoca tiempos pasados. Los ingredientes son mínimos: vino dulce (tradicionalmente un buen Pedro Ximénez por su dulzor natural y cuerpo), un huevo fresco y azúcar al gusto. Algunas variantes incluían una pizca de canela para añadir un matiz aromático. La clave está en la mezcla. Simplemente se baten los ingredientes hasta conseguir una textura homogénea. No requiere cocción ni procesos complicados, lo que lo hacía accesible para ser preparado rápidamente en cualquier momento. Esta sencillez contribuyó enormemente a su difusión y permanencia en los hogares jerezanos a lo largo de generaciones.
Más allá de la bebida: un recuerdo
Para muchos jerezanos, el candié es mucho más que una bebida. Es un recuerdo sensorial asociado al hogar, al cuidado materno, a las mañanas frías o a las tardes de juegos que requerían reponer fuerzas. Era ese vaso que nos ofrecían con una sonrisa, asegurándose de que crecíamos sanos y fuertes. Aunque las costumbres han cambiado y hoy en día pueda parecer una mezcla inusual para algunos, en su momento era una práctica común y perfectamente aceptada. Probar un candié hoy es hacer un viaje nostálgico a esos años, reviviendo la calidez de un hogar jerezano de antaño.
Si siente curiosidad por redescubrir este sabor de nuestra tierra o si nunca lo ha probado y desea experimentar una auténtica tradición jerezana, le animamos a preparar esta sencilla receta. Le sorprenderá la combinación de sabores y, quizás, le transporte a otra época. Si desea explorar otras recetas tradicionales y platos con historia, le invitamos a visitar El Recetario en nuestra web.