Un bólido procedente de un cometa cruza la Península Ibérica dejando un rastro de luz y fascinación.

Un espectáculo celestial inesperado

En la madrugada del domingo 19 de mayo de 2024, un evento astronómico de gran magnitud iluminó los cielos de España y Portugal. Una bola de fuego, originada por la fragmentación de una roca proveniente de un cometa, surcó la atmósfera a una velocidad vertiginosa de 161.000 kilómetros por hora, dejando un espectáculo de luz y sonido que cautivó a miles de personas.

El bólido, como lo denominan los astrónomos, inició su trayectoria a 122 kilómetros de altitud sobre la localidad de Don Benito, en Badajoz. Desde allí, se desplazó en dirección noroeste, atravesando territorio portugués y extinguiéndose a 54 kilómetros de altura sobre el Océano Atlántico. Su recorrido total abarcó aproximadamente 500 kilómetros, dejando un rastro imborrable en la memoria de quienes lo presenciaron.

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Un destello en la noche

A las 00:46 hora local peninsular española, la bola de fuego irrumpió en la oscuridad, iluminando el cielo con una intensidad tal que superó con creces el brillo de la Luna llena. Su fulgor fue visible desde más de 800 kilómetros de distancia, lo que provocó una oleada de asombro y fascinación entre la población.

Numerosos testigos, atónitos ante la majestuosidad del fenómeno, no dudaron en capturar imágenes y vídeos del bólido en sus redes sociales, convirtiéndolo en un trending topic instantáneo. Las redes sociales se inundaron de comentarios y publicaciones que reflejaban la emoción y el asombro vividos durante el paso del bólido.

Un viaje a través del cielo

La trayectoria del bólido fue registrada por los detectores del proyecto SMART, una iniciativa de investigación coordinada por el Instituto de Astrofísica de Andalucía (IAA-CSIC). Estos detectores, ubicados en diversos observatorios de la Península Ibérica, permitieron triangular la trayectoria del bólido con gran precisión, tal y como se muestra en un impresionante vídeo publicado por el IAA-CSIC.

El análisis del evento, llevado a cabo por el astrofísico José María Madiedo del IAA-CSIC, ha revelado que la roca progenitora del bólido tenía un origen cometario. A lo largo de su trayectoria, la bola de fuego experimentó varias explosiones, producto de la fragmentación de la roca, que provocaron aumentos súbitos de su luminosidad.

Un recordatorio de la inmensidad del cosmos

A pesar de su gran luminosidad, la roca se fragmentó por completo durante su viaje a través de la atmósfera terrestre, desintegrándose en partículas minúsculas que no representaron ninguna amenaza para la población o el medio ambiente.

El paso de esta bola de fuego sobre España y Portugal nos ha brindado un espectáculo natural de gran belleza y un recordatorio de la inmensidad y el misterio que envuelven al universo. Es un evento que nos invita a reflexionar sobre nuestro lugar en el cosmos y a apreciar la fragilidad y la belleza de nuestro planeta.

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