César Pérez Pacheco
Operativo de rescate en el Arroyo de la Cañada en Íllora tras la desaparición de un joven. Máxima precaución.
La fuerza invisible del agua: lecciones tras el suceso en Íllora
La naturaleza posee una fuerza que a menudo subestimamos. En la localidad de Íllora, concretamente cerca de la pedanía de Zujaira, la confianza habitual se vio truncada por una corriente implacable. El dispositivo montado en el Arroyo de la Cañada no es solo un despliegue técnico. Es, ante todo, un recordatorio de cómo un trayecto cotidiano puede transformarse en una situación crítica en pocos segundos.
El incidente ocurrió cuando un joven vecino intentaba cruzar el cauce en motocicleta junto a un amigo. Lo que parecía un paso sencillo se convirtió en una trampa mortal por el aumento del caudal. La fuerza del agua es difícil de calcular a simple vista. Esta energía terminó arrastrando al joven, desencadenando una respuesta inmediata de los servicios de emergencia que mantiene en vilo a toda la comarca.
El despliegue en la zona es exhaustivo desde el primer minuto. Patrullas de Seguridad Ciudadana y especialistas del Grupo de Rescate Especial de Intervención en Montaña (GREIM) trabajan sin descanso. La labor del GREIM resulta vital en estos escenarios. Estos efectivos intervienen en terrenos de difícil acceso donde el lodo, el agua y la vegetación complican enormemente cualquier intento de localización.
El peligro de los cauces torrenciales en el Poniente Granadino
Es necesario reflexionar sobre la percepción del riesgo en el entorno rural. Los arroyos de nuestra geografía tienen un comportamiento torrencial y traicionero. Pueden pasar de estar secos a presentar un flujo violento en un tiempo récord. Además, la mezcla de agua y sedimentos aumenta la densidad del fluido. Esto incrementa su capacidad para desplazar objetos pesados, incluyendo vehículos, incluso cuando el nivel del agua parece manejable.
La Guardia Civil insiste en un mensaje fundamental: la prudencia debe prevalecer siempre. Durante los episodios de lluvias fuertes, los vados o pasos sobre arroyos se convierten en puntos de alto riesgo. No intente cruzar nunca una corriente de agua, ni a pie ni en vehículo. Es imposible determinar con seguridad la profundidad real del cauce bajo una crecida activa. El riesgo es demasiado alto.
La solidaridad de los vecinos de Zujaira se hace patente en estas horas de incertidumbre. Los equipos de rescate peinan la zona con la esperanza de hallar un desenlace favorable. Este suceso nos enseña nuestra vulnerabilidad humana ante los elementos naturales. Debemos respetar los avisos meteorológicos con rigor. A veces, esperar unas horas marca la diferencia entre un susto y una tragedia irreparable.
La provincia de Granada mira hoy con angustia hacia el Arroyo de la Cañada. El operativo trabaja contra el reloj desafiando las dificultades del terreno. En última instancia, la responsabilidad individual es nuestra mejor defensa. Es el único camino para evitar que situaciones similares se repitan en nuestros pueblos y campos.
Fotografía © Guardia Civil
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