Nuestras fiestas han terminado convirtiéndose en un enorme macrobotellón, propio de una caseta de feria.
Un Intramuros donde no se ha restringido el paso de vehículos, donde no existe refuerzo de seguridad, y donde absolutamente todo despropósito está permitido.
Estamos alimentando un modelo económico INSOSTENIBLE, que solo enriquece a la hostelería del Centro Histórico, mientras se revientan literalmente nuestros barrios, nuestro patrimonio material e inmaterial y acaba con nuestras tradiciones. Una imagen triste y vergonzosa.
No podemos vivir aquí. Noviembre ha sido una pesadilla, pero lo sufrido este último fin de semana no puede describirse con palabras. El Centro Histórico no es un recinto ferial, es una zona residencial donde los vecinos tenemos derecho al descanso, a unas condiciones mínimas de higiene y de circulación por sus calles.
Desde la Asociación de Vecinos Centro Histórico nos vemos en la necesidad de reiterar la extrema urgencia de tomar medidas y regular las semanas de fiesta que nos quedan, desde ya.
Nuestros barrios son auténticas ratoneras donde nuestros vecinos se sienten secuestrados en sus propios hogares. La ocupación de las calles y plazas desde mediodía y hasta altas horas de la madrugada se ha convertido en un verdadero infierno.
A lo largo del fin de semana se han recibido llamadas y mensajes de vecinos agotados y desesperados. Aumento de la inseguridad, vandalismo, robos en coches y casas, robos a punta de navajas, ríos de orines y fuerte olor a defecaciones y vomiteras, son el coctel navideño que seguimos sufriendo los vecinos del Centro Histórico.
La única tradición navideña que se sigue cumpliendo es ver cómo año tras año, el gobierno de turno declara que tomará medidas una vez acabadas las fiestas. Tres semanas de infierno nos quedan.
¿Somos los únicos preocupados por conservar nuestro preciado Bien de Interés Cultural?