María de Aranda, una de las pocas mujeres impresoras de los siglos XVI, XVII y XVIII, desafió las normas de su época para continuar el negocio familiar y dejar su huella en el mundo de la imprenta.
Un mundo de hombres, una voz de mujer
En el fascinante universo de la imprenta durante los siglos XVI, XVII y XVIII, la presencia de mujeres era tan escasa como una flor en pleno invierno. La mayoría de las referencias históricas que encontramos las ubican como «viudas» o «hijas de» impresores, asumiendo el control del negocio familiar tras la muerte del titular masculino.
María de Aranda, sin embargo, no se ajustaba a este molde preestablecido. Su historia, marcada por la tinta y la tinta, nos remonta a una época donde las mujeres luchaban por abrirse paso en un mundo dominado por hombres.
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Una vida entre imprentas
María de Aranda contrajo matrimonio con Jerónimo Peralta, un reconocido impresor de la época. Tras su fallecimiento, María, lejos de rendirse ante las adversidades, tomó las riendas del negocio, demostrando una gran capacidad para gestionar la imprenta y continuar con el legado de su esposo.
En 1740, el destino la condujo a un nuevo enlace con Miguel Gómez Girau, también impresor. Juntos, formaron una dupla formidable al frente de la Imprenta Real de Marina. La vida de María no estuvo exenta de cambios, pues tras la muerte de Gómez Girau, contrajo matrimonio por tercera vez con Manuel Espinosa de los Monteros, quien ya trabajaba como empleado en la imprenta. Juntos, consolidaron el negocio familiar y dejaron una huella imborrable en el mundo de la imprenta.
Un testamento que habla por sí solo
El Archivo Histórico Provincial de Cádiz conserva un valioso documento que nos permite conocer más a fondo la vida y obra de María de Aranda: un testamento recíproco firmado por ella y D. Jerónimo Alonso de Morales y Peralta, Impresor mayor, el 15 de octubre de 1730.
Al analizar este documento, podemos inferir que María y Jerónimo gestionaban un próspero negocio de impresión y venta de libros, con especial énfasis en obras de temática religiosa. Su actividad comercial incluso se extendía al Virreinato de la Nueva España, lo que nos da una idea de la magnitud de su empresa.
Más allá de una viuda
La historia de María de Aranda nos recuerda que las mujeres, incluso en épocas tan restrictivas como los siglos XVI, XVII y XVIII, poseían la capacidad y la determinación para desafiar las normas y abrirse paso en ámbitos tradicionalmente masculinos. Su legado como impresora y empresaria no solo nos inspira, sino que también nos invita a repensar la narrativa histórica y reconocer la valiosa contribución de las mujeres en el desarrollo de la sociedad.
El documento que presenta el Archivo Histórico Provincial de Cádiz es un testamento recíproco de D. Jerónimo Alonso de Morales y Peralta, Impresor mayor y D. María de Aranda (15/10/1730). De la lectura del documento se deduce que ambos gestionaban un negocio de impresión y venta de libros, en especial religiosos, con presencia en el Virreinato de la Nueva España.
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