Tras años de espera, el emblemático Reloj de la calle Larga, símbolo del patrimonio histórico de Jerez, comienza su tan ansiada restauración.

El tiempo en Jerez se prepara para recuperar su pulso original. Este jueves, han comenzado las labores de desmontaje del emblemático Reloj Domecq o del Gallo Azul en la calle Larga. Con ello, da inicio un meticuloso proceso de restauración y recuperación que lo devolverá a su antiguo esplendor.

Bajo la experta batuta del relojero restaurador José María Galisteo Acedo, el histórico reloj se embarca en un viaje hacia su pasado, donde la oxidación dará paso al brillo y el desgaste se transformará en precisión.

Un viaje al pasado para recuperar la memoria

El corazón del reloj, su cabezal, será cuidadosamente desmontado y trasladado al taller de reparaciones, donde cada pieza será escrupulosamente examinada. La desoxidación de hierros, bronces y demás materiales dará paso a la recuperación de su brillo original.

Los carteles que indican los caminos hacia Sevilla y Cádiz, testigos silenciosos de miles de historias, también serán restaurados. Sus colores y fondos volverán a la vida, devolviendo a la ciudad un pedazo de su memoria.

Un nuevo latido con tecnología del presente

Las agujas y esferas, que antaño marcaban el paso del tiempo con precisión, serán restauradas y recobrando su función original. El cableado y los sistemas de seguridad serán renovados, garantizando el buen funcionamiento del reloj durante muchos años más.

Para garantizar la exactitud del tiempo jerezano, el reloj será provisto de un patrón con salida de impulsos eléctricos de 24V. Estas, ubicadas en la parte superior, se conectarán a una antena GPS, asegurando que el reloj esté siempre en sincronía con el ritmo del mundo.

Un regreso iluminado

Al caer la noche, el Reloj de la calle Larga no se rendirá a la oscuridad. Tres luces originales, ubicadas en sus tulipas redondas blancas, iluminarán su interior, convirtiéndolo en un faro que guiará a los jerezanos durante la noche.

Los cristales, fabricados con un material resistente a impactos e inclemencias meteorológicas, protegerán el mecanismo del reloj y garantizarán su transparencia, permitiendo que su belleza brille con luz propia.

Un homenaje a la historia y un regalo para el futuro

El Reloj de la calle Larga, más que un simple marcador del tiempo, es una joya monumental de gran valor patrimonial. Instalado en 1934 como regalo de la familia Domecq al pueblo de Jerez, el reloj es obra del escultor jerezano José María Rivellot. La fundición del fuste y del reloj corrió a cargo de Domingo de la Prida Álvarez.

Asentada sobre una base de ladrillos de estilo regionalista, la estructura de hierro fundido del reloj rinde homenaje al pasado, mientras que su restauración representa un compromiso con el futuro. Los escudos del Reino de España, Aragón, Navarra, Castilla y León, presentes en la base, son un recordatorio de la rica historia de Jerez, una historia que el Reloj de la calle Larga seguirá contando con renovada precisión y belleza.

El regreso del Reloj de la calle Larga es un acontecimiento que no solo marcará el ritmo de la ciudad, sino que también honrará su memoria y enriquecerá su patrimonio.

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