En el corazón de Jerez de la Frontera, donde el tiempo parece susurrar historias entre sus calles centenarias, se alza imponente el Alcázar. Su presencia majestuosa ha cautivado a generaciones, inspirando leyendas y atesorando secretos que solo el eco de los años conoce. El 27 de diciembre de 1951, Miguel Romero, como un hábil explorador del pasado, se adentró en los misterios de este emblemático lugar a través de su pluma, plasmando en el artículo «Santa María del Alcázar», publicado en el periódico «Eco de la Salle», un relato que nos invita a un fascinante viaje a través del tiempo.

Un viaje al pasado a través de las palabras de Miguel Romero: Descifrando los enigmas de Santa María del Alcázar

Acompáñanos a desentrañar las claves que Romero nos dejó en su escrito, descifrando los enigmas que envuelven a Santa María del Alcázar y dejándonos llevar por la magia de sus palabras, capaces de transportarnos a épocas remotas y hacernos sentir la esencia misma de este monumento jerezano.

Prepárate para embarcarte en una aventura literaria donde la historia, la arquitectura y la imaginación se entrelazan, revelando los tesoros escondidos entre las piedras y el murmullo del tiempo en Santa María del Alcázar.

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Un artículo de Miguel Romero

Tiene Jerez título de ciudad eminentemente mariana y lo justifica así su Historia de siete siglos. Sus páginas están efectivamente esmaltadas con preciosos favores de la Virgen y en ellas quedan también registrados los clamores, las súplicas fervorosas de un que la proclamó siempre Reina, Madre y Señora.

Fue el cristianísimo rey, Don Alfonso X, devotísimo de la Virgen, como su padre, el Rey Santo, y son las Cantigas, loores del Rey a la Señora, la manifestación más espléndida de su devoción mariana. En ellas el Rey-poeta nos ofrece también la primera página del culto mariano en nuestra Ciudad, instaurado por su celo y fervor.

La cantiga 345 titulada «COMO SANCTA MARIA MOSTROU EN UISON COMO AUIA GRAN PESAR PORQUE ENTRARON MOUROS A SU CAPELA DE XEREX» nos da una preciosa noticia, a la que vamos a referirnos seguidamente.

Alfonso X, como sabemos, sometió a los moros de Xerez en 1255, quedando el vecindario estable, garantidas y guardadas sus propiedades y con la obligación de tributo. Una escasa guarnición tenía la Ciudad en su Alcázar, cien caballeros solamente. Los moros de Jerez, rota la tregua entre Alfonso y el rey moro de Granada, prestan a éste vasallaje, rebelándose contra Don Alfonso, emancipándose en 1261. Fortún de Torres y Gómez Carrillo fueron los héroes de aquella desesperada defensa del Alcázar, de que nos hablan las viejas crónicas, y es el 9 de octubre de 1264, fiesta de San Dionisio, cuando sobre las torres de la Ciudad se enarbola el estandarte cristiano. El Rey organiza la ciudad conquistada, poblándola de cristianos y dejando de guarnición a los trescientos caballeros hijosdalgo y al frente de ellos al caballero Alvar Fañez, alcaide del Alcázar.

En la cantiga citada se nos describe con detalles la toma de la fortaleza por los moros, después del abandono de la misma por su alcaide, Don Nuño de Lara, y asimismo se nos da cuenta del Alcázar en estos versos, que transcribimos:

et britaron a capela
da que e noss amparança
et fillaron a omagen
feita a ssa semellança
et foron pola quemaren
mais sol nunca pod’arder.

El dato es, pues, concluyente. Existía una Capilla en el Alcázar, dedicada a la Santa María, Capilla que fue profanada y la Imagen arrojada al fuego sin que ardiera. Es lógico, también, suponer fuese fundada esta Capilla en la fecha de la primera sumisión. Conquistada la Ciudad definitivamente, la Imagen fue repuesta en su Capilla, trasladándose en procesión solemne, en cuyo cortejo figuraban el Rey, la Reina y los Infantes, según rezan otros versos de ella.

Alfonso X, además, en 1283 dio a la Real Capilla una dotación y unas cargas, consistente la primera en libertad de moneda forera para los clérigos y como obligación la de reunirse todos los sábados de cada mes para la solemne Misa, más cinco aniversarios solemnes cada año por las almas de los difuntos reyes Alfonso VIII, Alfonso IX, Doña Berenguela, San Fernando y Doña Beatriz de Suavia. Sancho IV después aumentó la fundación por privilegio en 1288 y los Reyes Católicos, por último, ampliaron su fundación y rentas. En la actualidad esta Capilla existe, aunque destinada a servicios profanos. Es ochavada y cubierta por bóveda cupuliforme. La revolución acabó con su culto, ya privado en tiempo de los Villavicencios y hoy, enajenada el Alcázar y de propiedad particular, aún queda esta pieza del histórico edificio como testimonio de la piedad de unos Reyes.

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D. Hipólito Sancho nos da preciosas noticias para esta página de nuestra Revista y que tomamos de su estudio «Noticias y documentos referentes al Alcázar de Jerez de la Frontera en los siglos XIII a XVI», interesante trabajo de este erudito investigador y del Sr. Alcocer, Cronista de Valladolid.

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