Un fascinante manuscrito de 1792 del Archivo de Cádiz revela los ritos de un nombramiento en la Orden de Carlos III. Un viaje al Cádiz del siglo XVIII.

El Archivo Histórico Provincial de Cádiz alberga silenciosamente documentos que son auténticas ventanas al pasado. Uno de estos tesoros, recientemente examinado, es una página manuscrita que, con su letra característica de los siglos XVII-XVIII y la complejidad de su paleografía, nos transporta directamente a un momento crucial de la historia gaditana y española: el nombramiento de un nuevo miembro de la Real y Distinguida Orden Española de Carlos III en el año 1792. Este fragmento no es solo un papel; es el testimonio del poder, la fe y la burocracia en el Cádiz del siglo XVIII.

El contexto histórico es vital. La Orden de Carlos III, fundada por el monarca en 1771, era la más alta condecoración civil y militar de la monarquía española. Su concesión era un hito social y un claro indicativo de servicio y lealtad a la Corona. Presenciar el acta formal de un nombramiento en 1792, en plena efervescencia de la Ilustración y a las puertas de las grandes convulsiones que sacudirían Europa, es un privilegio histórico.

La fe y la ley: Dos pilares del documento

Cádiz del siglo XVIII
© Archivo Histórico Provincial de Cádiz

El manuscrito impresiona por su formalidad, que mezcla la devoción religiosa y la estricta legalidad administrativa.

En primer lugar, el inicio del texto es un acto de fe solemne: «En Nombre de Dios Todopoderoso Señor, y Dela Serenissima Reina de los Angeles Maria Santissima Señora Nuestra en su admirable Misterio dela Pura y limpia concepción». Este preámbulo no es casual. La Inmaculada Concepción es la patrona fundamental de la Corona Española y, específicamente, la patrona de la Real Orden de Carlos III. Todo acto de la Orden comenzaba bajo su protección, un detalle que subraya la profunda imbricación entre monarquía, religión y honor en el Cádiz del siglo XVIII.

En segundo lugar, la legalidad se garantiza mediante la presencia de un sello fiscal en el encabezado. La inscripción «REAL CE(DULA) QUARTO, VEINTE MARAVEDIS, AÑO DE MIL SEISCIENTOS NOVENTA Y DOS» indica el uso de papel sellado, un impuesto que daba validez jurídica al documento. Aunque la fecha del sello es 1692, su reutilización un siglo después era una práctica común en la documentación oficial, demostrando la minuciosidad de la administración borbónica.

El escenario del acto: Una parroquia en Cádiz

El fragmento nos ofrece detalles concretos sobre el lugar donde tuvo lugar la ceremonia de investidura. El acta señala que el evento ocurrió en la «Ciudad de Cadiz la tarde de o cinco tregocientos noventa y dos» (o una fecha similar) y, más importante, que se celebró en la «Iglesia Parroquia Auxiliar del Señor San Antonio de ella«.

La elección de la Parroquia de San Antonio como escenario no es aleatoria. Las ceremonias de la Orden, que requerían un entorno digno y público, a menudo se realizaban en templos destacados. Este detalle geográfico ancla el documento a la realidad urbana del Cádiz del siglo XVIII, una metrópoli vital para el comercio de Indias, punto de encuentro de culturas y sede de la Corte en momentos clave.

Además, el texto nombra a uno de los presentes y posibles testigos: «Señor Dn Manuel Gonzales Ciural Cavallero pensiona[do]«. La mención de este «Caballero pensionado» o participante clave da fe de la validez del acto y nos introduce a la élite social que conformaba el círculo de la Orden. Un nombramiento en la Orden de Carlos III en el Cádiz del siglo XVIII no era solo un honor, sino un evento de la alta sociedad.

La relevancia histórica del manuscrito

A pesar de ser solo el inicio de una certificación, el manuscrito del Archivo Histórico Provincial de Cádiz es un documento de incalculable valor.

  • Ilustra la burocracia: Muestra el lenguaje, las fórmulas y los elementos (como el papel sellado y el preámbulo religioso) que conformaban la documentación oficial del Antiguo Régimen.

  • Atestigua la fe: Reafirma la centralidad de la Inmaculada Concepción como símbolo de la monarquía española y de su orden más prestigiosa.

  • Localiza un evento social: Sitúa una ceremonia de alto rango en un espacio concreto del Cádiz del siglo XVIII, permitiendo a los historiadores visualizar el acontecimiento.

Este documento, descifrado gracias a la paleografía, nos permite recuperar las voces y los ritos de una época en la que el honor, la fe y el servicio al Rey eran las divisas que abrían las puertas de la alta sociedad gaditana. Es un pequeño pero poderoso fragmento que da vida a la historia de Cádiz del siglo XVIII.

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