El corazón de Jerez de la Frontera, cuna inagotable del arte flamenco, rinde un tributo permanente a una de sus figuras más insignes. Hablamos de Francisca Méndez Garrido, universalmente conocida como La Paquera de Jerez, cuya esencia y fuerza han sido capturadas para la posteridad en su imponente monumento. Visitar esta escultura no es solo un acto turístico, es una inmersión en la historia viva del cante jerezano y un encuentro con el espíritu indomable de la «Reina de la Bulería».

La Plazuela, escenario de una leyenda

La ubicación del monumento a la Paquera de Jerez no es casual. Se alza majestuoso en la Plaza de Nuestro Padre Jesús de la Sentencia, popularmente conocida como la Plazuela de la Yedra. Este rincón, íntimamente ligado al barrio flamenco de San Miguel, donde Francisca Méndez Garrido nació en 1934, es el marco perfecto para honrar a la artista.

La escultura, de 2,40 metros de altura, fue inaugurada en 2009 y es obra del reconocido escultor sevillano Sebastián Santos Calero. En ella, La Paquera aparece en bronce, con una pose de gran poderío y una fuerza expresiva que parece invocar el eco de su inigualable cante. El artista logró plasmar la intensidad y el temperamento que la cantaora desbordaba en cada actuación. Sobre un pedestal de granito, la figura se erige como un punto de encuentro y peregrinación para los amantes del flamenco de todo el mundo.

¿Quién fue La Paquera de Jerez y por qué tiene un monumento?

Francisca Méndez Garrido se convirtió en la máxima exponente del cante jerezano en la segunda mitad del siglo XX, consolidándose como una maestra indiscutible de la bulería, un palo que dominaba con una personalidad única e intransferible. Su cante era descrito como primitivo y salvaje, una garganta con facultades inmensas que la hicieron brillar en los principales tablaos de Madrid, como El Corral de la Morería, y recorrer el mundo, llegando incluso a actuar en Japón.

Su legado es inmenso. Galardonada con el Premio Niña de los Peines en el Concurso Nacional de Arte Flamenco de Córdoba en 1971 y con la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes a título póstumo en 2004, su figura transciende lo artístico para convertirse en un icono cultural. El monumento a la Paquera de Jerez es, por tanto, el testimonio en bronce de su grandeza, la materialización del cariño y el respeto de su ciudad natal. Es la forma en que Jerez le dice al mundo que el cante de La Paquera es eterno y sigue resonando en sus calles.

Un homenaje que conecta con el barrio flamenco

Visitar la Plazuela de la Yedra para contemplar el monumento a la Paquera de Jerez ofrece una oportunidad única para conectar con la atmósfera de los barrios flamencos de Jerez. Estando allí, es fácil imaginar el bullicio y la pasión que rodearon la vida y el arte de esta cantaora. Es un lugar ideal para reflexionar sobre la importancia del flamenco en la identidad jerezana y para rendir un sencillo tributo a la «Reina de la Bulería».

El monumento se mantiene en un excelente estado de conservación, lo que subraya el compromiso de la ciudad con la memoria de sus artistas. Si estás realizando una ruta por los monumentos y la historia del flamenco en la ciudad, el monumento a la Paquera de Jerez es una parada obligatoria. No te pierdas la oportunidad de fotografiarte junto a esta espectacular obra de arte que honra el poderío y la fuerza de Francisca Méndez Garrido.

Fotografía: Monumento a La Paquera de Jerez © Ofelia Morales

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