
Dos abogados estafadores aceptan condena por engañar a clientes, pidiendo miles de euros para «arreglar» casos. ¡Descubre los detalles!
La noticia que ha sacudido la comunidad es tan increíble como real: dos abogados estafadores han sido desenmascarados. Imagina la sorpresa y el enfado de sus clientes al descubrir que les estaban pidiendo dinero no para defenderlos en los tribunales, ¡sino para supuestamente «comprar» al fiscal y así obtener una pena reducida! Este escándalo pone de manifiesto una grave brecha en la confianza que depositamos en quienes deben velar por nuestros derechos.
La cruda realidad: un engaño al descubierto
El juicio previsto hoy se resolvió antes de empezar. Los dos letrados, que enfrentaban cargos por estafa continuada, deslealtad profesional y calumnias, finalmente reconocieron los hechos. Como resultado, aceptaron una condena de 11 meses de prisión cada uno y una multa de 3.300 euros por el delito de estafa. Además, se les inhabilita para ejercer la abogacía durante el tiempo de la condena, lo que significa que no podrán pisar un juzgado como profesionales en un buen tiempo.
Por si fuera poco, por el delito continuado de calumnia, también deberán pagar una multa adicional de 2.700 euros. Esta decisión judicial es un claro mensaje de que este tipo de actuaciones no tienen cabida en nuestra sociedad.
¿Cómo llegaron a este punto?
La historia es aún más impactante cuando se conocen los detalles. Estos dos profesionales fueron contratados por una persona acusada de apropiación indebida y su pareja. Tras la suspensión del primer señalamiento del juicio por una baja médica de uno de los abogados, llegó la «gran propuesta».
Antes de la nueva fecha, los abogados convencieron a sus clientes de que la mejor estrategia era llegar a un acuerdo con la fiscalía para conseguir una condena inferior a dos años de prisión. Para lograr este supuesto acuerdo, les pidieron una transferencia de 56.000 euros a una cuenta bancaria. Y, como si eso no fuera suficiente, les exigieron 7.600 euros en efectivo, ¡supuestamente para entregarlos al fiscal «por debajo de la mesa»! Sumado a esto, pidieron otros 2.400 euros en mano para «retirar unos antecedentes penales».
La frase que lo destapó todo: «comprar a la Fiscalía»
Naturalmente, los clientes expresaron sus dudas ante semejante petición. La respuesta de uno de los letrados fue escalofriante: «Te sorprendería la cantidad de acuerdos que se llega con el fiscal, que ese dinero se entregaba para comprar a la Fiscalía, que se le daba el dinero al fiscal y que era un acuerdo al margen de la ley«. ¡Un auténtico disparate que ponía los pelos de punta!
Está claro que estos abogados estafadores se aprovecharon de la falta de conocimiento legal de sus clientes y abusaron descaradamente de la relación de confianza que debería existir entre un abogado y quien lo contrata. Incumplieron, de manera flagrante, los deberes éticos y profesionales que rigen su profesión. Este caso, sin duda, servirá de advertencia para otros y refuerza la necesidad de elegir siempre con cautela a nuestros representantes legales.