Jerez de la Frontera, una ciudad de pura raza y tradición, donde el fino corre por las venas y los caballos bailan al son del compás. Pero, ¿y si te dijéramos que una nueva tendencia está a punto de aterrizar en nuestros patios y, quién sabe, quizás hasta en nuestros salones? Hablamos, por supuesto, de la gloriosa y siempre sorprendente gallina como mascota. Sí, has leído bien. Mientras algunos se preocupan por la limpieza de las aceras, otros ya están vislumbrando un futuro donde el ladrido del can sea sustituido por el discreto cacareo de una Leghorn.

¿Es legal y sensato tener una gallina como mascota en Jerez?

La pregunta que nos carcome el alma, y que seguramente ya ha provocado más de un microinfarto entre los puristas de la Alameda, es la siguiente: ¿Es siquiera plausible introducir un ave de corral en el ecosistema urbano jerezano? ¿Permitirá la normativa municipal que tu flamante gallina corretee libremente por el suelo de tu recién fregado salón, o que ponga sus huevos frescos directamente sobre tu mesilla de noche? La respuesta, como en casi todo en esta vida, es un rotundo «depende«.

Nuestra investigación (que consistió principalmente en observar a varias personas con miradas extrañas en la Plaza del Arenal) nos lleva a creer que, si bien no existe una ley específica que prohíba categóricamente la posesión de una gallina como mascota en el balcón de tu piso de la calle Larga, el sentido común (ese gran desconocido en ocasiones) sugiere ciertas limitaciones. Imaginemos por un momento la escena: un día cualquiera, tus vecinos disfrutan de su merecida siesta, y de repente, un gallo entusiasmado decide anunciar el amanecer… ¡a las 3 de la tarde! La armonía vecinal se iría al traste más rápido que un volante en un día de levante.

Desafíos logísticos y hilarantes dilemas avícolas

Además, pensemos en los desafíos logísticos. ¿Dónde ubicarías el gallinero en un piso de 60 metros cuadrados? ¿Sería el baño una opción viable? ¿Y qué hay de la alimentación? ¿Se adaptarían tus gallinas a una dieta basada en patatas fritas de La Vega y churros de La Merced? Sin duda, la idea de una gallina como mascota en el corazón de Jerez plantea más preguntas que respuestas. Aunque, para ser honestos, la imagen de un jerezano sacando a pasear a su gallina con una correa por la Granja tiene su qué.

Así que, antes de lanzarte a la aventura avícola y convertir tu hogar en una granja urbana, te recomendamos encarecidamente revisar las ordenanzas municipales, consultar con tu comunidad de vecinos (y quizás con un buen psicólogo), y sopesar los pros y los contras. Quizás, por el momento, sea mejor seguir disfrutando de las exquisiteces de nuestra gastronomía local y dejar las gallinas donde deben estar: en el campo, o en una buena berza jerezana. Aunque la idea de una gallina como mascota sigue siendo, cuanto menos,… singular.

¿Te atreverías a tener una gallina como mascota en tu hogar jerezano?

Imagen generada con IA

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