Descifrando el código de la tiza: Un ritual ancestral en Jerez. Sumérgete en las tradiciones más arraigadas de la ciudad.

El código de la tiza: Un legado escrito en blanco

En el corazón del Marco de Jerez, donde cada barrica esconde un universo de sabores, se esconde un lenguaje ancestral y fascinante: el de la tiza. Durante siglos, los bodegueros jerezanos han utilizado este sencillo material para trazar un código secreto sobre las botas, una forma de comunicación visual que revela la personalidad y el potencial de cada vino.

La evolución del Jerez y el nacimiento de un lenguaje

La constante búsqueda de nuevos perfiles y la adaptación a los gustos de un mercado cada vez más exigente han dado lugar a una gran diversidad de tipos de Jerez. Desde los finos más delicados hasta los olorosos más robustos, cada vino tiene su propia identidad. Para poder identificar, clasificar y seguir la evolución de estos vinos tan singulares, los capataces de las bodegas desarrollaron un sistema de marcas a base de tiza.

Un alfabeto de sabores

Cada trazo, cada línea y cada símbolo dibujado sobre la madera de la bota tiene un significado preciso. Una simple raya diagonal puede indicar que un vino está bajo velo de flor, mientras que una cruz puede señalar un vino más oxidativo. Estos signos, aparentemente sencillos, son el resultado de siglos de experiencia y observación, y constituyen un verdadero alfabeto del vino.

  • La palma: Un símbolo que indica un vino fino, delicado y con un gran potencial de envejecimiento.
  • La cruz: Señala un vino oloroso, más oxidado y con un carácter más intenso.
  • La línea diagonal: Indica un vino bajo velo de flor, como un fino o una manzanilla.

Un lenguaje vivo y en constante evolución

El lenguaje de la tiza no es estático, sino que evoluciona junto con el vino. Los capataces, con su conocimiento y experiencia, añaden nuevas marcas y símbolos para reflejar los cambios que se producen en las botas. De esta forma, la tiza se convierte en un testigo fiel de la historia de cada vino.

Más allá de la simple identificación

El lenguaje de la tiza no solo sirve para identificar un vino, sino también para predecir su evolución y tomar decisiones sobre su crianza. Gracias a este sistema, los bodegueros pueden seleccionar los vinos más adecuados para cada tipo de mezcla y garantizar la calidad y la tipicidad de los jereces.

En conclusión, el lenguaje de la tiza es mucho más que un simple sistema de clasificación. Es un legado cultural, una forma de expresar el conocimiento y la pasión de los bodegueros jerezanos. Al descifrar estos símbolos, podemos adentrarnos en el alma de cada vino y apreciar la complejidad y la riqueza de este universo líquido.

Foto: sherryacademy.org

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