Descubre cómo un trabajador de servicios de telefonía fue condenado por estafa y suplantación de identidad. Un caso insólito que ya tiene sentencia.

Un caso sin precedentes ha culminado en la Audiencia Provincial de Valladolid, donde un trabajador de servicios de telefonía ha sido condenado por estafa y suplantación de identidad. Este individuo recibió una sentencia de dos años de prisión y una multa de 540 euros, además de tener que indemnizar a los afectados con 700 euros y cubrir los costes judiciales. La condena, resultado de un acuerdo entre las partes, desvela una compleja trama de engaño que se extendió por más de un año.

Este caso subraya la crucial importancia de la seguridad en el manejo de datos personales y la confianza depositada en los empleados de empresas de servicios.

Acceso indebido a datos de clientes

Los hechos se desarrollaron entre febrero de 2020 y marzo de 2021, mientras el acusado trabajaba en una empresa de telemarketing que gestionaba contratos para Vodafone. Aprovechando su puesto, accedía a las bases de datos de clientes a través de una plataforma interna. Su modus operandi consistía en seleccionar a posibles víctimas, principalmente personas mayores con cuentas en el Banco Santander. Una vez identificadas, descargaba la aplicación del banco en un teléfono móvil e introducía el DNI de la víctima.

Ingeniosa suplantación de identidad

Cuando la aplicación solicitaba la contraseña, el acusado iniciaba el proceso de recuperación, eligiendo la opción de recibir un SMS en el teléfono móvil del titular. La aplicación mostraba el número de teléfono del cliente con asteriscos, dejando visibles solo los últimos tres dígitos. Con esta información, realizaba una búsqueda en la plataforma y, si los datos coincidían, procedía a la siguiente fase: duplicar la tarjeta SIM de la víctima.

Este duplicado lo conseguía de varias maneras. En ocasiones, lo hacía presencialmente en una tienda Phonehouse, utilizando una tarjeta de portabilidad de Vodafone para crear una orden de duplicado. Posteriormente, usaba uno de sus propios teléfonos móviles con una SIM a nombre de una identidad ficticia para cambiar la titularidad, asignando esta identidad al número de móvil que quería duplicar, el cual correspondía al acceso a la banca en línea. Esa tarjeta SIM ya había sido insertada en uno de sus teléfonos.

En otras ocasiones, el duplicado se realizaba telefónicamente. El acusado creaba la orden, dejándola pendiente de adelantar procesos, y era un trabajador del departamento de atención al cliente de Vodafone, ajeno a los hechos, quien finalizaba el proceso.

Extracciones y compras no autorizadas

Con este ingenioso sistema, logró realizar numerosas extracciones de dinero y compras, cargando los gastos a cuentas bancarias sin la autorización de sus legítimos titulares. Su operativa finalizó cuando fue reubicado a otro puesto de trabajo y perdió el acceso a la base de datos.

Es importante destacar que, desde el inicio del proceso judicial, el acusado reconoció todos los hechos y detalló la mecánica de su operación, tal como se documentó en el atestado policial y en las pruebas presentadas. Este caso sirve como un recordatorio de los riesgos asociados a la información personal y la necesidad de una vigilancia constante por parte de los usuarios.

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