
Eurovisión, el certamen musical que cada año capta la atención de millones de espectadores en todo el mundo, ha vivido en su edición de 2025 momentos que traspasaron lo puramente artístico. La participación de Bélgica, uno de los países concursantes, generó un debate inusitado, motivando acciones concretas por parte de algunas televisiones públicas europeas.
El contexto de la polémica
Este año, el foco de la discusión no se centró únicamente en las canciones, los vestuarios o las puestas en escena. La presencia de Israel en el festival desató una controversia considerable. Este contexto estuvo marcado por la difícil situación que se vive en la Franja de Gaza, un tema sensible que resonó en la opinión pública y en los medios de comunicación a nivel internacional. La polémica en torno a la participación israelí se convirtió en un asunto recurrente en los días previos y durante la celebración del evento.
La posición de RTVE
La televisión pública española, RTVE, decidió hacer visible su postura ante la situación. Justo antes de que comenzara el festival, la cadena emitió un rótulo en pantalla con un mensaje claro y contundente. El texto afirmaba: «Frente a los derechos humanos, el silencio no es una opción. Paz y Justicia para Palestina«. Esta acción por parte de RTVE fue interpretada como una declaración de principios en un momento de gran visibilidad mediática.
Tras la emisión de este mensaje, algunos periodistas que cubrían el evento en Basilea informaron haber experimentado presiones por parte de la Unión Europea de Radiodifusión (UER), la organización que coordina Eurovisión. Estas denuncias sugerían que la UER no vio con buenos ojos la manifestación pública de la cadena española, poniendo de manifiesto las tensiones que surgieron entre la organización y algunas televisiones participantes.
La decisión de la cadena pública de Bélgica
La radiotelevisión pública de Bélgica, por su parte, optó por una medida aún más directa. Durante la actuación de la representante de Israel, la cadena belga interrumpió temporalmente su emisión para mostrar un mensaje propio. Este mensaje iba un paso más allá al condenar explícitamente la situación en Gaza.
El texto mostrado por la televisión belga rezaba: «Condenamos las violaciones de derechos humanos por parte del estado de Israel. Además el estado de Israel está destruyendo la Libertad de prensa. Por esto interrumpimos la imagen por un momento«. Después de emitir esta declaración, la cadena procedió a cortar la retransmisión de la actuación israelí por un breve periodo, una acción que no pasó desapercibida y generó un amplio debate sobre el papel de los medios públicos y los eventos internacionales.
Este episodio en Eurovisión 2025 refleja cómo un evento cultural de masas puede convertirse en un espejo de las tensiones y debates globales. Las decisiones tomadas por televisiones públicas como RTVE y la cadena pública de Bélgica subrayan la sensibilidad que existe en torno a ciertos conflictos y la voluntad de algunos medios por no mantenerse al margen, a pesar de las posibles repercusiones o presiones que puedan surgir. La música sigue siendo el corazón de Eurovisión, pero este año, las voces que se escucharon fuera del escenario tuvieron un eco particularmente significativo, recordando que el festival, en ocasiones, trasciende la mera competición musical. La controversia puso de manifiesto que, para muchos, ciertas plataformas globales no pueden abstraerse completamente de la realidad que acontece en el mundo, llevando a que se alcen voces y se tomen posturas públicas.