Descubre el fascinante Privilegio Rodado de Enrique III al clero de Jerez (1393), un documento clave de la historia local que revela la relación entre la monarquía castellana y la iglesia jerezana. Un viaje al pasado gracias al Archivo Histórico Diocesano.

El corazón histórico de Jerez de la Frontera guarda secretos fascinantes, y uno de ellos ha sido recientemente desvelado gracias al trabajo del Archivo Histórico y Biblioteca Diocesana. A través de un esclarecedor vídeo protagonizado por el sacerdote Roberto Romero Barello y la experta visión de Javier E. Jiménez López de Eguileta, profesor de Paleografía y Diplomática de la Universidad de Cádiz, hemos podido asomarnos a un documento excepcional: el Privilegio Rodado de Enrique III, otorgado al clero jerezano en el lejano año de 1393.

Este documento, una auténtica joya para los amantes de la historia local, no es un simple papel antiguo. Es un testimonio directo de la relación entre la monarquía castellana y la importante institución eclesiástica de nuestra ciudad. Imaginen por un momento: finales del siglo XIV, un período de cambios y tensiones, y el rey Enrique III decide plasmar su voluntad en un privilegio rodado, un formato solemne y oficial destinado a perdurar en el tiempo. Este gesto real no era casual; reflejaba la influencia y la consideración que el clero de Jerez tenía en aquella época.

Un legado documental encadenado a lo largo de los siglos

Lo que hace aún más especial este Privilegio Rodado de Enrique III es su contenido. Tal como se detalla en la publicación «Limes Fidei», conmemorativa del 750 aniversario de la conquista de Jerez, este documento actúa como una cápsula del tiempo, preservando transcripciones de privilegios aún más antiguos. Es como si Enrique III hubiera querido dejar constancia de la continuidad de ciertos derechos y reconocimientos otorgados previamente al clero jerezano por sus predecesores.

Así, dentro de este documento de 1393, encontramos ecos de decisiones tomadas por reyes como Juan I en 1380, Alfonso XI en 1333, Fernando IV en 1309, e incluso Sancho IV en 1288. Y la cadena no termina ahí, ya que el privilegio de Sancho IV regesta a su vez otro de Alfonso X el Sabio. Es una fascinante genealogía de documentos reales, un hilo conductor que nos permite rastrear la importancia del clero de Jerez a lo largo de más de un siglo. Cada uno de estos monarcas, en su momento, consideró relevante dejar por escrito su favor hacia la iglesia local, ya fuera a través de cartas abiertas o de privilegios rodados, documentos que otorgaban ciertas ventajas o confirmaban derechos preexistentes.

Este entramado documental nos habla de una relación constante y significativa entre la corona y el clero de Jerez. No se trataba de un hecho aislado, sino de una tradición de reconocimiento y apoyo mutuo que se había ido consolidando con el paso de las décadas. La inclusión de estos documentos previos dentro del Privilegio de Enrique III subraya la voluntad de mantener viva esa tradición y de reafirmar los beneficios otorgados en el pasado.

La Capilla Real: Un centro de devoción y preocupación monárquica

Pero la importancia de este documento no se limita a la mera enumeración de privilegios. Tal como se explica en la obra publicada en 2015, el Privilegio Rodado de Enrique III también pone de manifiesto la especial atención que los reyes castellanos prestaban a la capilla real de Santa María del Alcázar de Jerez. Este espacio sagrado no era simplemente un lugar de culto; tenía un significado simbólico importante para la monarquía, representando su presencia y su poder en la ciudad.

La preocupación de los clérigos de Jerez por el buen funcionamiento y mantenimiento de esta capilla real era compartida por los monarcas. Este interés mutuo queda reflejado en el documento, sugiriendo que la corona no solo otorgaba privilegios materiales, sino que también se involucraba en el bienestar espiritual y la conservación de los lugares sagrados importantes para la comunidad jerezana. La capilla real del Alcázar era, sin duda, un punto de encuentro entre el poder terrenal y el poder divino, y su cuidado era una responsabilidad compartida.

Este Privilegio Rodado de Enrique III es mucho más que un documento histórico; es una ventana al pasado de Jerez, una prueba tangible de la relevancia de su clero y de la estrecha relación que mantuvo con la monarquía castellana durante la Edad Media. Gracias al trabajo de investigación y divulgación del Archivo Histórico y Biblioteca Diocesana, los jerezanos podemos hoy conocer y valorar este legado único. Un legado que nos recuerda la rica historia de nuestra ciudad y la importancia de preservar y estudiar estos tesoros documentales para comprender mejor nuestro presente.

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