
Bizum se ha convertido en una herramienta esencial para muchos en nuestro día a día. Ya sea para una cena entre amigos, un regalo compartido o simplemente dividir la cuenta del bar, esta plataforma facilita las transferencias de dinero de forma rápida y sencilla. Sin embargo, es importante tener en cuenta que no todos los movimientos pasan desapercibidos para la Agencia Tributaria.
Uso personal de Bizum: la norma general
Para la mayoría de los usuarios, utilizar Bizum para gestiones cotidianas entre particulares no supone ningún problema. Enviar dinero a un amigo para pagar su parte de una actividad de ocio o recibir una pequeña cantidad como devolución de un favor no implica, en principio, ninguna obligación de declararlo a Hacienda. La clave está en que se trate de transferencias ocasionales y sin ánimo de lucro. Si no existe una actividad económica subyacente, no hay obligación fiscal.
Bizum y actividades económicas: la lupa de Hacienda
La situación cambia cuando Bizum se utiliza para recibir pagos derivados de una actividad económica. Autónomos, profesionales y cualquier persona que obtenga ingresos por la venta de productos o la prestación de servicios debe declarar estos importes, independientemente de la forma de pago. Ya sea en efectivo, por transferencia bancaria o a través de Bizum, estos ingresos están sujetos a tributación. Hacienda considera estos movimientos como cualquier otro ingreso profesional, equiparándolos a una factura o un ingreso bancario.
Esto incluye alquileres, clases particulares, ventas online o cualquier otra actividad que genere un beneficio económico. Incluso si la persona que recibe el pago no está dada de alta como autónoma, el ingreso sigue siendo declarable. Esta práctica, lamentablemente común en la economía sumergida, está siendo vigilada de cerca por la Agencia Tributaria.
Límites y justificación: cuándo saltan las alarmas
Aunque el uso personal y ocasional de Bizum no suele generar problemas, es importante prestar atención a la cantidad total de dinero que se mueve a través de esta plataforma a lo largo del año. Cuando las transferencias realizadas o recibidas por un usuario superan los 10.000 euros anuales en conjunto, Hacienda puede solicitar una justificación del origen de esos fondos. Este límite no implica automáticamente una sanción, pero sí la obligación de demostrar de dónde proviene el dinero. Si no se puede acreditar de forma adecuada, el usuario podría enfrentarse a una inspección o incluso a una multa.
Las sanciones por no declarar ingresos obtenidos a través de Bizum pueden ser significativas. Las multas más leves comienzan en los 600 euros, pero pueden ascender hasta los 150.000 euros en casos de fraude o infracciones graves. Los bancos están obligados a informar sobre ciertos movimientos, y los sistemas de control de Hacienda son cada vez más sofisticados para detectar estas irregularidades.
Por ello, es fundamental tener claridad sobre el uso que se le da a Bizum. Si se reciben pagos por actividades económicas, es aconsejable llevar un control detallado de las transacciones y, si es necesario, consultar con un asesor fiscal. También se recomienda evitar incluir términos como “alquiler”, “trabajo” o “servicio” en el concepto del Bizum si no existe una declaración fiscal correspondiente.