
La ciudad de Jerez de la Frontera ha tenido a lo largo de su historia personas que, por su singularidad y cercanía, se ganan el afecto colectivo. Tal es el caso de Emilio «El Guardia» y Manolito «El del Huerto», dos figuras entrañables cuyo recuerdo permanece vivo. Emilio nos dejó un 14 de agosto de 2016, y Manolito partió antes, el 9 de enero de 2009. Ambos dejaron una huella particular en las calles y la vida social jerezana.
La vocación de «El Guardia»
La historia de Emilio y su peculiar forma de entender la figura del guardia nace muy pronto. Desde apenas los diez años, sentía una fascinación especial por quienes dirigían el tráfico en la vía pública, llegando a imitarlos con notable destreza. Un momento clave en esta temprana vocación fue durante unas procesiones, cuando tomó prestados los guantes blancos del uniforme de mili de su hermano mayor. A partir de ese día, esos guantes se convirtieron en un símbolo inseparable de su particular «autoridad» y presencia en los actos públicos.
Emilio en el día a día
La presencia de Emilio no se limitaba a encabezar desfiles o cortejos. Quienes lo conocieron recuerdan cómo, al ver vehículos mal estacionados, su sentido del orden le llevaba a colocar papeles en el parabrisas simulando multas, una anécdota que reflejaba su peculiar celo. Otro momento distintivo era su actitud durante el paso de la custodia en la procesión del Corpus. Con gestos enérgicos, parecía invitar a los presentes a mostrar respeto, un detalle que no pasaba desapercibido. Su carisma y arraigo hicieron que, el 27 de marzo de 2007, la Asociación Santo Ángel de la Policía Nacional le rindiera un homenaje especial, entregándole una medalla que reconocía sus años como «Emilio ‘El Guardia'». Su popularidad trascendió lo local; en agosto de 2011, la revista de la aerolínea Vueling le dedicó un espacio, llevando su historia a un público internacional.
Manolito y la Oración en el Huerto
Por su parte, Manolito «El del Huerto» mantenía un fuerte vínculo con el mundo de las hermandades jerezanas. Aunque sentía cercanía por varias, su devoción principal la profesaba por la de la Oración en el Huerto. Un detalle que siempre le llenó de orgullo era ser el primero en obtener la papeleta de sitio número uno cada año, un honor que la propia cofradía le había concedido de forma permanente. Era una figura reconocida y apreciada en el ámbito cofrade de la ciudad.
Emilio «El Guardia» y Manolito «El del Huerto» son ejemplos de cómo la personalidad y el cariño popular pueden convertir a un ciudadano en parte del patrimonio sentimental de una ciudad como Jerez. Su recuerdo, asociado a tradiciones y momentos vividos en la calle, sigue vivo entre quienes tuvimos la suerte de conocerlos.
En la foto: con Pepe Castaño, Emilio «El Guardia y Manolito «El del Huerto» © antoniomariscaltrujillo.blogspot.com