
En la ciudad de Jerez de la Frontera, la llegada de la Navidad se anuncia de una forma muy particular. Más allá de las luces que adornan las calles o los escaparates festivos, hay un sonido que emerge de forma espontánea, un grito que rompe el aire y marca el inicio de una de las tradiciones más queridas de estas fechas: el canto de los villancicos.
El grito que anuncia la fiesta
Es el ayayay, un vocablo lleno de fuerza y alegría que se convierte en la señal de partida para entonar esos cantos populares que celebran el nacimiento del Niño Jesús. No es solo una interjección, es la invitación a unirse a la fiesta, a dejar que la música y el espíritu navideño inunden cada rincón. Este ayayay es distintivo de la forma en que en Jerez se vive la antesala y el corazón de la Navidad. Es un sello de identidad de sus celebraciones más auténticas.
Una tradición con historia
La costumbre de cantar villancicos en Jerez no es algo reciente. Se remonta a siglos atrás, cuando las reuniones se producían de manera natural en espacios cotidianos como patios de vecinos o los hogares. Familiares y amigos se juntaban para compartir cantes y aroma a vino, creando un ambiente de comunidad en torno a la celebración navideña. Hoy, esta tradición se mantiene vibrante gracias a la labor de numerosos coros y grupos de villancicos que ensayan y se preparan durante todo el año para salir a la calle y compartir su música. Ellos son los custodios de un legado que pasa de generación en generación, asegurando que el eco de esos antiguos encuentros siga vivo.
Las calles se llenan de música
Durante las semanas previas a la Nochebuena las calles del centro de Jerez se transforman en un escenario sonoro. El sonido de las zambombas, las panderetas y, sobre todo, las voces, se escucha en cada esquina. Desde la emblemática Plaza del Arenal hasta los rincones más escondidos de los barrios históricos, la música de los villancicos acompaña a jerezanos y visitantes. Es una experiencia inmersiva donde la devoción, la alegría y el ambiente festivo se entrelazan de manera única. La Navidad en Jerez huele a fiesta, a encuentro, y resuena con el sonido inconfundible de sus villancicos y ese ayayay que lo inicia todo.
Uno de los muchos cantos que se pueden escuchar recoge versos populares que describen escenas del portal, como este:
AYAYAY, MI AMOR SEA “AGRACIAO”
AYAYAY, MI AMOR ES EL CORDERO
AYAYAY, CANTAREMOS LA GLORIA
AYAYAY, PASTORCILLOS DEL CIELO.
La Virgen se está lavando
sus blancas piernas en el río
y los ángeles le cantan
al Niño recién nacido.
La Virgen está cosiendo
la ropita de Manuel
y el Niño está sonriendo
jugando con San José.
San José hace las tortas
y la Virgen los pestiños
y un ángel canta la nana
para que se duerma el Niño.
En el portal de Belén
hay estrellas, sol y luna
la Virgen y San José
y el Niño que está en la cuna.
Imagen generada con IA