El Defensor de la Infancia y Adolescencia de Andalucía destaca la importancia de la educación como recurso más efectivo para proteger a los menores del acceso a contenidos pornográficos en internet. Conoce las medidas necesarias para garantizar la protección de los niños y adolescentes en el entorno digital.
El Defensor de la Infancia y Adolescencia de Andalucía, Jesús Maeztu, ha destacado la importancia de la educación como la mejor herramienta para proteger a los menores del acceso a contenidos pornográficos en internet. Maeztu hizo hincapié en la necesidad de una educación afectiva sexual que evite que internet se convierta en el principal medio de formación de los niños y adolescentes.
En el Grupo de trabajo para garantizar la protección de menores ante el acceso a la pornografía en Internet, el Defensor resaltó el papel fundamental de los padres y madres en guiar a sus hijos en el uso adecuado de las nuevas tecnologías. También destacó el papel de los centros educativos en la modulación de los conocimientos, actitudes y hábitos del uso de internet, así como en la prevención de sus peligros y riesgos.
Según Maeztu, la educación afectivo sexual ha sido una asignatura pendiente en las escuelas, por lo que la aprobación de la ley de protección integral de la infancia y adolescencia contra la violencia (Lopivi) ha sido un paso importante para incluir estos contenidos en la educación. El Defensor advirtió que la edad de acceso a la pornografía ha disminuido a los 8 años, una vez que los niños tienen acceso a dispositivos móviles con páginas gratuitas sin control.
Entre las medidas para dificultar el acceso de los menores a este tipo de contenidos, el Defensor mencionó la autorregulación y los códigos de conducta de la industria del sector. También resaltó la importancia de la aprobación de normativas y estrategias de sensibilización y formación por parte de los poderes públicos.
El acceso a material pornográfico tiene graves consecuencias para los menores, ya que transmite ideas distorsionadas sobre el sexo y el afecto, normaliza la violencia en las relaciones y contribuye a la cultura de la pornografía en adolescentes y jóvenes. Por ello, el Defensor hizo un llamado a utilizar internet como una herramienta de formación, educación y ocio para los menores, evitando que la pornografía se convierta en su principal fuente de educación sexual en el siglo XXI.