¿Qué tiene que ver María Antonieta con Jerez? El documento que lo explica, fechado el 18 de noviembre de 1793.
El Archivo Municipal de Jerez de la Frontera alberga innumerables testimonios del pasado que permiten trazar el pulso de la ciudad a lo largo de los siglos. Uno de estos apuntes, fechado con precisión, revela cómo un evento trascendental ocurrido a cientos de kilómetros, en plena efervescencia revolucionaria, impactó directamente en el sentir del vecindario jerezano.
El apunte histórico del 18 de noviembre de 1793
El registro es conciso pero poderoso: «1793.—En este día llegó á Jerez, por autorizado conducto, la triste noticia de haber sido ejecutada en Francia María Antonieta, cuyo hecho produjo gran pena en este vecindario.»
El 18 de noviembre de 1793, la noticia oficial del trágico final de la reina de Francia, María Antonieta, alcanzó Jerez. La reina había sido guillotinada en París, en la Plaza de la Revolución, el 16 de octubre de 1793, en uno de los momentos más álgidos y violentos de la Revolución Francesa. Esto significa que la noticia, viajando a través de los sistemas de comunicación de la época, tardó poco más de un mes en llegar desde la capital francesa hasta la ciudad andaluza.
La anotación subraya que el hecho «produjo gran pena en este vecindario». Esta reacción no era casual. En el contexto del siglo XVIII español, la monarquía era la espina dorsal de la sociedad y el Estado. La ejecución de una reina, una figura de la realeza europea, era un acto de una radicalidad política y simbólica inaudita, que se percibía como una amenaza directa al orden establecido en toda Europa.
La repercusión de la revolución en España
La Revolución Francesa de 1789, y especialmente la posterior ejecución de Luis XVI (en enero de 1793) y María Antonieta, sacudieron profundamente a la monarquía española. La Casa de Borbón en España estaba dinásticamente emparentada con la francesa, lo que intensificó el sentimiento de alarma.
El gobierno de Carlos IV, alarmado por el regicidio y la difusión de ideas revolucionarias, adoptó una política de cierre y contención. Se extremó la vigilancia en las fronteras y se prohibió la entrada de libros, panfletos y periódicos que pudieran contener propaganda revolucionaria. El miedo a que los ideales de «Libertad, Igualdad y Fraternidad» calaran en la población española llevó a una censura férrea y a un incremento de la actividad de la Inquisición, que actuó como un filtro ideológico para mantener a raya el pensamiento ilustrado radical.
La respuesta militar no tardó en llegar: tras la ejecución de Luis XVI, España declaró la guerra a la Convención Nacional francesa en marzo de 1793. Esta contienda, conocida como la Guerra de la Convención (1793-1795), transformó la relación histórica entre los dos países y confirmó la profunda brecha ideológica que se había abierto.
Jerez ante la amenaza francesa
Aunque el apunte de 1793 solo refleja la pena por el destino de la reina, la sombra de la Revolución Francesa y sus consecuencias militares marcaría el futuro de Jerez de la Frontera. Años más tarde, las tensiones con Francia, que culminaron con la Invasión Napoleónica, tendrían efectos devastadores en la ciudad.
Jerez, como parte de la provincia de Cádiz, fue un punto estratégico clave. De hecho, a comienzos de 1810, la ciudad fue invadida por las tropas francesas y, durante la Guerra de la Independencia (1808-1814), fue nombrada capital de la Prefectura francesa, convirtiéndose en el sostén logístico y militar de toda la guarnición en la provincia.
La ocupación francesa no solo supuso un yugo militar, sino también una carga económica y social, llevando a los municipios a la miseria al tener que sostener al ejército invasor. Los enfrentamientos con partidas de guerrilleros y los restos del ejército español, que resistían desde Cádiz, convirtieron aquellos años en un periodo de gran sufrimiento para los jerezanos, una consecuencia directa de la cadena de eventos iniciada por la Revolución Francesa que había conmocionado al vecindario casi dos décadas antes con la noticia de la ejecución de la reina.
El registro del 18 de noviembre de 1793, por tanto, no es solo una nota de obituario, sino el primer indicio de cómo la gran convulsión política europea del siglo XVIII comenzaba a tejer el destino trágico y complejo de Jerez de la Frontera.
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