Un hombre de 49 años ha fallecido en Sevilla tras chocar frontalmente con otro patinete eléctrico. El trágico accidente, donde ninguno llevaba casco, ha resultado en una dolorosa muerte en patinete que subraya la grave imprudencia en el uso de estos vehículos.

Sentimos una profunda tristeza, pero también una gran frustración. La crónica de sucesos nos obliga a informar de una nueva tragedia vial protagonizada por patinetes eléctricos, un drama que se veía venir. Un hombre de 49 años y nacionalidad senegalesa ha fallecido en Sevilla, tres días después de sufrir un brutal accidente en su patinete eléctrico. Esta muerte en patinete no solo es una pérdida lamentable, sino la consecuencia directa de una evidente y peligrosa imprudencia.

El fatal suceso ocurrió el pasado 20 de octubre, sobre las 21 horas, en la avenida Federico Mayo Gayarre de Sevilla. El hombre chocó frontalmente con otro patinete eléctrico. Lo que podría haber sido un mero susto o lesiones leves, se convirtió en una tragedia con mayúsculas, y es que parece que la lección nunca se aprende.

Una suma de imprudencias que acabó en la dolorosa muerte en patinete

Lo que más indigna de este suceso es el cúmulo de factores de riesgo presentes:

  • En uno de los patinetes viajaban dos menores de edad, un chico y una chica, una práctica totalmente prohibida por la normativa. Uno de ellos resultó herido leve, un dato que debería haber sido mucho peor dada la circunstancia.
  • El conductor del otro vehículo, el hombre de 49 años, fue quien resultó gravemente herido, sufriendo un fuerte golpe en la cabeza.
  • Y aquí viene el detalle que nos revuelve: ninguno de los tres implicados llevaba casco. Ninguno. En un vehículo que alcanza velocidades considerables y que circula entre tráfico y peatones, prescindir del casco es, simple y llanamente, jugar a la ruleta rusa. Esta terrible muerte en patinete es la prueba de ello.

La tragedia consumada en el hospital

El hombre herido fue trasladado de urgencia al hospital Virgen del Rocío de Sevilla, luchando por su vida durante tres días. Lamentablemente, falleció el 23 de octubre. Una vida truncada por una decisión tan evitable como la de no protegerse.

La muerte en patinete se convierte así en un toque de atención dramático y urgente. Es inadmisible que, con la regulación y las advertencias existentes, se sigan viendo este tipo de vehículos circulando con doble ocupante o, lo que es peor, sin el más mínimo elemento de seguridad. ¿Cuántas tragedias más hacen falta para que la gente entienda la gravedad de la situación y la necesidad del casco?

El caso ha sido enviado por la Policía Local al juzgado de Instrucción número 13 de Sevilla, que deberá investigar las responsabilidades de este accidente. Sin embargo, la responsabilidad moral es de toda una sociedad que aún no toma conciencia de los riesgos de los vehículos de movilidad personal. La tristeza por la víctima se mezcla con el enfado por la negligencia colectiva que nos lleva a tener que informar de otra muerte en patinete.

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