La seguridad en el espacio aéreo europeo se encuentra en un estado de máxima alerta. En los últimos meses, los incidentes que involucran a drones que sobrevuelan Europa no han dejado de multiplicarse, afectando a países de la OTAN en el flanco oriental y el norte, como Polonia, Dinamarca, Estonia y Rumanía. Estos aparatos no identificados han forzado el cierre de aeropuertos, han sobrevolado bases militares críticas y han caído en territorio de la Alianza, en lo que muchos Gobiernos y el Parlamento Europeo han calificado de un acto de «guerra híbrida» impulsado por Rusia, aunque Moscú lo niegue.

La principal preocupación es doble: la violación de la soberanía nacional y el desconocimiento del verdadero propósito de estas incursiones.

La gran incógnita: ¿Por qué no son derribados? Política, coste y técnica

Si se trata de una amenaza a la seguridad y a la soberanía, la pregunta que más inquieta a la ciudadanía es: ¿por qué no son derribados? La respuesta es compleja y se basa en una tríada de factores críticos que frenan la acción inmediata por parte de las autoridades y la OTAN.

  1. Voluntad política: Derribar una aeronave, incluso un dron no tripulado, puede ser interpretado como un acto de agresión o un incidente militar que escale peligrosamente las tensiones internacionales. Los países, salvo raras excepciones como Polonia en incidentes puntuales, optan por la vigilancia y la prudencia para evitar una confrontación directa.
  2. Coste económico: El secretario general de la OTAN lo ha resumido con crudeza: no es rentable. Los misiles tierra-aire de defensa utilizados para derribar un objetivo aéreo pueden costar millones de euros, mientras que el dron que violó el espacio aéreo puede valer solo unos pocos miles. Esta desproporción influye decisivamente en la toma de decisiones sobre los drones que sobrevuelan Europa.
  3. Limitaciones técnicas: Los drones pequeños son difíciles de detectar por los sistemas de radar diseñados para aviones más grandes. Además, derribar un dron sobre zonas pobladas o infraestructuras críticas conlleva un riesgo inaceptable de daños colaterales.

¿Qué hará la OTAN? El Proyecto del «Muro Antidrones»

La Alianza Atlántica no se queda de brazos cruzados ante la amenaza de que drones sobrevuelan Europa. La OTAN ha reforzado su vigilancia en el flanco oriental y está impulsando la creación de un ambicioso «Muro Antidrones«.

Este sistema no se basa únicamente en misiles caros, sino en una defensa a múltiples capas que incluye: sistemas avanzados de vigilancia (radares y sensores), métodos de intercepción más económicos (inhibidores de frecuencia, drones interceptores) y una coordinación más estrecha entre los países miembros. El objetivo es poder detectar, identificar y neutralizar amenazas de forma mucho más eficiente y rentable. El Parlamento Europeo, de hecho, ha instado a los Estados miembros a estar preparados para derribar estas aeronaves si suponen un riesgo directo para la vida civil.

El futuro incierto: ¿Qué puede pasar?

La escalada de los incidentes que involucran a drones que sobrevuelan Europa plantea escenarios inquietantes. La guerra híbrida busca la desestabilización, la prueba de las defensas y la siembra de la alarma pública, sin cruzar el umbral de un ataque armado directo. Si bien la respuesta de la OTAN está siendo medida, el riesgo de un error de cálculo o de un incidente grave (como un dron que cause daños materiales o víctimas) aumenta con cada nueva incursión. El mayor peligro es la normalización de la violación del espacio aéreo, lo que erosionaría la capacidad de disuasión de Europa. La única certeza es que la lucha contra los vehículos aéreos no tripulados se ha convertido en una prioridad urgente y de alta inversión para la seguridad continental.

Únete a nuestra comunidad 🚀 y no te pierdas nada. Sé el primero en conocer nuestras noticias y novedades directamente en tu móvil o bandeja de entrada. ¡Te esperamos! 🤩