La historia de algadeira es la de una generación. Un viaje nostálgico al Jerez de los 80, cuando el grupo amateur y estudiantil hizo magia fusionando celta y arábigo-andalusí. Recordamos el Tragaluz y su emotivo último acorde en el Tío Zappa en 2012.

Donde el tiempo se detuvo: La leyenda de algadeira y la eterna juventud de Jerez

Hay rincones en la memoria de Jerez que brillan con una luz propia, y uno de ellos es, sin duda, la escena musical amateur de los años 80. En aquella época de cambios y efervescencia, un grupo de jóvenes amigos, estudiantes de bachillerato, se atrevieron a desafiar el omnipresente compás flamenco para crear algo hermoso y radicalmente distinto: el grupo algadeira.

Su historia no es la de las grandes giras ni los contratos millonarios; es una historia de pasión pura, de la que solo puede nacer cuando la música es un fin en sí mismo. algadeira nació a mediados de los 80 en un ambiente de guitarras sencillas y flautas, entre la camaradería de los festivales de Santa Cecilia y las charlas interminables de los sábados de Tragaluz. Ese local, ese punto de encuentro tan recordado, fue testigo de las primeras notas de una banda que decidió que en Andalucía también había espacio para la bruma de Escocia y la melancolía del zoco.

Las cintas de cassette y el predominio de las flautas celta

La magia de algadeira radicaba en su capacidad de fusión: un equilibrio perfecto entre raíces celtas, arábigas y andalusíes. No era solo música; era un viaje sonoro desde Galicia hasta Al-Ándalus. Fabián, Jesús, Manolo y Joaquín fueron los alquimistas. Las referencias venían de cintas de cassette gastadas de Milladoiro, Xorima y Jethro Tull, que servían de «ignorantes musas» para sus composiciones propias.

El sonido de la banda estaba firmemente anclado en los instrumentos de viento. El núcleo de algadeira se cimentaba en las flautas, con Fabián Pérez y Jesús Arriaza como protagonistas. Jesús Arriaza aportaba su talento con las flautas, mientras que Fabián Pérez, considerado el alma del grupo, era el multiinstrumentista que, aunque tocaba la gaita y la ocarina en momentos concretos, destacaba principalmente en la flauta, dominando la dulce, la tenor, la de pico y la travesera. Era una imagen insólita: las flautas sonando con aire celta en las calles de Jerez de la frontera, en el Instituto y en las noches del Tragaluz, demostrando que la buena música no conoce fronteras geográficas. Las guitarras de Manolo Pareja y Joaquín Rodríguez aportaban la base rítmica y melódica.

El talento que desbordó la pasión amateur

El carácter amateur de algadeira le confiere un valor añadido. Era el proyecto de jóvenes que, sin perseguir la fama profesional, lograban hacer muy buena música. Hoy, sus integrantes son figuras de éxito en sus campos: Manolo Pareja, el abogado; Joaquín Rodríguez, el directivo empresarial; Jesús Arriaza, el trabajador del SAS; y Fabián Pérez, el restaurador.

Y en esa cantera de talento apareció la premonición de una estrella. Cuando la vida profesional comenzó a reclamar a los fundadores a principios de los 90, llegó Diego Pozo. Un «chaval, un niñato» que tocaba la guitarra de forma espectacular. Diego Pozo ‘El Ratón’ llevaría después esa fuerza y ese virtuosismo al olimpo del rock con Los Delinqüentes, pero sus raíces también se nutrieron del sonido único de algadeira.

El aplauso final: Tío Zappa, 2012

Aunque la banda cesó su actividad regular hace unos 35 años, la historia tuvo un epílogo inolvidable. El 2012 trajo consigo el ansiado reencuentro, una idea orquestada por César Pérez (cuyo título de «mánayer» era una divertida broma de ‘El Ratón’). El lugar fue el mítico Tío Zappa, en la Plaza Ponce de León, junto al comedor de El Salvador.

Fue un concierto íntimo en septiembre de ese año en el que algadeira se despidió formalmente, regalando a sus fieles un repertorio de temas propios que sonaban a leyenda: Gadeira, Danza de las fieras, El Legendario Almanzor, El Ermitaño, El Rabino, El canto del Almuédano y El sueño maldito. Estos títulos encapsulan la riqueza de su propuesta.

Hoy, más de una década después de su último acorde, el eco de algadeira sigue resonando. Su legado puede revivirse en el canal de YouTube https://www.youtube.com/@algadeira, donde aguardan los ensayos y la filmación de aquella noche mágica de 2012.

algadeira no solo hizo muy buena música; hizo historia, recordándonos que las mejores pasiones nacen entre amigos, guitarras y el ambiente estudiantil de un Jerez que ya no volverá, pero que podemos escuchar siempre que queramos.

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