
Jerez de la Frontera se ilusiona y trabaja intensamente en su candidatura para ser Capital Europea de la Cultura en 2031. Es una aspiración legítima y ambiciosa que busca proyectar la ciudad como un referente de patrimonio, arte y calidad de vida. Sin embargo, en pleno corazón de su centro histórico, a escasos metros de una institución tan emblemática como el Ateneo de Jerez, la realidad de la Plaza del Progreso presenta una imagen que choca frontalmente con este ideal: la basura visible en la Plaza del Progreso acumulada en el suelo, un testimonio gráfico de una gestión de residuos que parece no estar a la altura de las circunstancias.
Los vecinos de la Plaza del Progreso y sus inmediaciones pagan sus impuestos de basura religiosamente, al igual que el resto de los ciudadanos de Jerez. Sin embargo, a diferencia de la mayoría del municipio, no disfrutan del servicio básico de contenedores de residuos disponibles las 24 horas del día. En su lugar, se enfrentan a un peculiar sistema de «quita y pon»: los contenedores para la fracción resto (orgánica) y envases ligeros (plásticos) se colocan cada noche, sobre las 20:30 horas, y se retiran de madrugada. Esta medida, justificada por la necesidad de preservar la estética del centro histórico, genera una serie de paradojas y problemas.
La contradicción del sistema: Basura «invisible» vs. basura visible
El argumento estético del Ayuntamiento para retirar los contenedores se basa en que estos elementos, si son permanentes, deterioran la imagen de la plaza. No obstante, como bien señalan los vecinos, lo que realmente es «invisible» es la basura dentro de los contenedores cuando estos están presentes. La eliminación de los contenedores no hace desaparecer el residuo; simplemente fuerza a que la basura se deposite en el suelo, donde se convierte en basura visible, creando un foco de insalubridad e incivismo.
La situación se vuelve aún más incomprensible cuando observamos que la Plaza del Progreso ya cuenta con un contenedor permanente para papel y cartón (azul), visible durante todo el día. Si el objetivo es mantener la plaza despejada por razones estéticas, la presencia constante de este contenedor de cartón contradice la misma premisa que justifica la retirada diaria de los contenedores de resto y plásticos. Esta gestión mixta, donde unos residuos tienen un punto fijo y otros no, genera confusión e ineficacia. El resultado es que, ante la ausencia del contenedor de resto, los ciudadanos utilizan el punto de cartón para depositar bolsas de basura orgánica en el suelo, convirtiéndolo en un improvisado y sucio punto de vertido, tal y como se observa en la fotografía aportada por los vecinos.
Un servicio insuficiente para una zona de alta actividad
La Plaza del Progreso no es una zona residencial cualquiera. Coexisten en ella cuatro restaurantes con terrazas activas a diario, el mencionado Ateneo de Jerez como foco cultural, y un parque infantil que atrae a numerosas familias. Esta intensa actividad genera un volumen considerable de residuos a lo largo de todo el día. La ausencia de contenedores de resto y plásticos durante la mayor parte de la jornada crea un vacío evidente: los vecinos y los establecimientos comerciales necesitan depositar su basura cuando la generan, no solo a partir de las ocho y media de la noche.
El plástico: Un residuo diario desatendido
A la limitación horaria se suma la falta de un servicio diario para todos los tipos de residuos. Mientras que el contenedor de resto se coloca cada noche, el de plásticos y envases ligeros no se pone todos los días. Esto es particularmente problemático. Aunque las estadísticas generales indican que la fracción resto es la más abundante, la realidad de muchos hogares es que el plástico es un residuo que se genera en grandes volúmenes a diario. Privar a los ciudadanos de un acceso constante y diario a este tipo de contenedor fomenta aún más el depósito incorrecto o la acumulación en los hogares.
La imagen de Jerez y la basura visible en la Plaza del Progreso
Una ciudad que aspira a ser Capital Europea de la Cultura debe garantizar una gestión de sus espacios públicos impecable. Ver una plaza central, un punto de encuentro cultural y social, con basura en el suelo durante el día, proyecta una imagen de dejadez e incoherencia.
Es fundamental que el Ayuntamiento de Jerez y la UTE de limpieza revisen con urgencia este modelo. Los vecinos de la Plaza del Progreso no solo pagan sus impuestos, sino que merecen un servicio digno y funcional. Si la preocupación es la estética, existen soluciones más innovadoras y discretas que no penalicen al ciudadano ni deterioren la imagen de la ciudad. Solo así la aspiración de Jerez 2031 podrá brillar sin la sombra de la basura.
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