 
									La reciente aprobación por parte de la Junta de Gobierno Local para autorizar la instalación de mostradores y barras en espacios públicos durante las fiestas navideñas ha encendido el debate. El objetivo, «favorecer la actividad de la hostelería«, es sin duda un incentivo bienvenido por el sector. Sin embargo, antes de brindar con el primer vaso de cartón —tal como exigen las Bases— es crucial evaluar el verdadero impacto de las barras navideñas en Jerez más allá de la euforia comercial. ¿Estamos ante una medida equilibrada o una cesión excesiva que comprometerá la convivencia en fechas ya de por sí masificadas?
El anuncio fija fechas muy concretas, concentradas en los últimos fines de semana de noviembre y diciembre de 2025 (días 22 y 29 de noviembre y 6, 7, 8, 13, 20 y 24 de diciembre). Esto, sumado a la coincidencia con las zambombas, augura jornadas de máxima afluencia en el Centro Histórico. Si bien la administración busca ordenar y regular una actividad que a menudo se desborda, la concentración extrema de actividad podría exacerbar los problemas de ruido y limpieza.
Licencias y límites: Una regulación con letra pequeña
Uno de los puntos más polémicos y, al mismo tiempo, más sensatos de la normativa es la exigencia de que el titular del establecimiento cuente con licencia de instalación de terraza de veladores y que la barra no se ubique fuera de ese espacio autorizado. Esta condición, aunque limita el número de beneficiarios, garantiza un cierto orden y control sobre la ocupación de la vía pública.
No obstante, las Bases introducen una excepción para aquellos establecimientos que no cuenten con terraza, permitiéndoles instalar la barra en el frente de su fachada. Aquí es donde surge la mayor preocupación por el impacto de las barras navideñas en Jerez en la accesibilidad. Aunque se exige respetar un área libre de obstáculos de 1,80 metros para garantizar el itinerario peatonal accesible, la experiencia de años anteriores sugiere que esta línea roja es la primera en ser cruzada cuando la afluencia es máxima.
Estética y convivencia en el corazón de Jerez
El Centro Histórico merece una mención aparte. La exigencia de que los elementos instalados presenten «características estéticas adecuadas al entorno» y el veto a luminarias como las luces de neón son aplaudibles. La Navidad de Jerez debe ser auténtica, no un escaparate de fast food lumínica. Sin embargo, esta es una condición difícil de fiscalizar a pie de calle y que requerirá de una vigilancia constante por parte de la Policía Local para evitar que la «adecuación estética» se convierta en papel mojado.
El impacto de las barras navideñas en Jerez no es solo económico, es también un impacto social. La prohibición del uso de vidrio en los servicios prestados desde las barras es una medida de seguridad necesaria, pero la gestión de los residuos desechables que se generarán masivamente será la prueba de fuego para los servicios de limpieza municipales.
En definitiva, las Bases presentadas buscan establecer un marco legal que ordene el deseo de la hostelería de aprovechar las fechas clave. La intención es positiva, pero la efectividad de la medida reside en la rigurosidad de su aplicación. Solo una vigilancia estricta de los límites de ocupación, la accesibilidad y la convivencia vecinal determinará si el impacto de las barras navideñas en Jerez será un éxito festivo o, por el contrario, una fuente de problemas que la ciudad lamentará tras el periodo navideño. La hostelería tiene una oportunidad de oro, pero debe asumirla con la responsabilidad que exige el uso del espacio público.
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