¡Jerez presume de una jacaranda blanca única! Descubre la curiosa mutación que convierte a este árbol en una verdadera joya botánica.

¿Creías que lo habías visto todo en la botánica jerezana? Prepárate para el asombro

En el corazón de Jerez de la Frontera, entre la vasta extensión de sus zonas verdes urbanas, se esconde una auténtica rareza: una jacaranda que, desafiando a la lógica cromática, florece en un impoluto blanco. Este ejemplar singular, un capricho de la naturaleza, es el resultado de una mutación que lo convierte en una pieza de coleccionista arbóreo. Y para que veas que no es cuento chino, solo se conoce otro caso similar en Andalucía, en el Rectorado de la Universidad de Sevilla. Vaya privilegio, ¿verdad? Parece que en el sur somos más de bichos raros… botánicos.

Estas jacarandas blancas son, sin duda, ejemplares dignos de admiración. No estamos hablando de una nueva variedad de planta exótica, sino de un fenómeno genético llamado leucismo. Imagina el albinismo, pero en formato vegetal; una anomalía que impide la pigmentación y que convierte el violeta habitual en un sorprendente blanco inmaculado.

Jerez, en su momento, fue hogar de cuatro de estas maravillas de flor blanca, aunque solo una ha logrado sobrevivir al paso del tiempo. La ciudad, con su clima envidiable, acogió con los brazos abiertos a estas jacarandas, originarias de la América tropical. Se adaptaron tan bien que plantarlas era coser y cantar.

Actualmente, Jerez ostenta el impresionante número de 4.000 jacarandas, que no solo embellecen la ciudad, sino que también contribuyen a combatir la polución. ¡Y por si fuera poco, el cambio climático les ha dado un empujón para que florezcan dos veces al año! Sí, has leído bien: en primavera y en otoño, un espectáculo doble. Y si alguna vez te has preguntado por qué esa melaza pegajosa cae de los árboles, te revelamos el secreto: no es culpa del árbol, sino de las «visitas» de un pulgón travieso.

Las icónicas jacarandas de la calle Porvera, con su abovedado vegetal, son ya un sello distintivo de la ciudad. Cuando sus copas se visten de violeta (o de blanco, en el caso de nuestra protagonista), el espectáculo es tal que atrae las miradas de propios y extraños. Porque, al final, una jacaranda blanca es mucho más que un árbol: es una excentricidad, una broma de la naturaleza que nos recuerda que lo extraordinario puede estar a la vuelta de la esquina.

Imagen generada con IA

¿Quieres ser el primero en enterarte de nuestras novedades? Únete a nuestro canal en Whatsapp, Telegram o al RSS de nuestro boletín digital. y recibe todas nuestras noticias en tiempo real. ¡Te esperamos!