La reciente noche del apagón generalizado en Andalucía supuso un reto considerable para los servicios de emergencia. Desde el número único de emergencias 1-1-2, adscrito a la Agencia de Emergencias de Andalucía, se gestionaron una gran cantidad de avisos ciudadanos. La mayor parte de estas llamadas se concentraron en dos ámbitos principales: las asistencias sanitarias y las incidencias relacionadas con la seguridad ciudadana.

Prioridades de asistencia en la oscuridad

En el apartado sanitario, las urgencias habituales siguieron demandando atención, pero se sumó una necesidad crítica: la de personas que dependen de suministro de oxígeno. La falta de energía eléctrica afectó a sus equipos, generando peticiones urgentes de asistencia. La coordinación entre los servicios sanitarios, la Policía Local y Protección Civil fue clave para facilitar el traslado de unidades y asegurar la atención a estos ciudadanos vulnerables.

En paralelo, el ambiente de la noche sin luz propició un aumento de incidencias relacionadas con la seguridad ciudadana. Los avisos más frecuentes que llegaron al 1-1-2 tuvieron que ver con hurtos, la detección de personas merodeando en zonas afectadas, intentos de robos en propiedades y saltos de alarmas. Lamentablemente, también se reportaron algunas quemas de contenedores, sucesos que, aunque puntuales, generaron alertas adicionales para los equipos de intervención. La presencia y respuesta de los distintos cuerpos de seguridad fue fundamental para intentar contener estas situaciones.

Impacto en infraestructuras y transportes

A pesar de la magnitud del evento, la respuesta para la recuperación eléctrica fue prioritaria. Red Eléctrica Española informó que, progresivamente, el cien por cien de las subestaciones fueron recuperando operatividad. Sin embargo, aún podían existir puntos sin suministro debido a incidencias localizadas en el acoplamiento final. Las autoridades regionales mantuvieron ciertos servicios adaptados a la situación; por ejemplo, se decidió que los centros educativos permanecieran abiertos, si bien sin actividad lectiva, siguiendo las indicaciones nacionales. Los centros de trabajo de la administración regional también abrieron, facilitando el teletrabajo para quienes tuvieran dificultades para llegar.

En cuanto a los hospitales, la mayoría recuperó el suministro eléctrico, aunque se reportaron incidencias persistentes en zonas como el área norte de Córdoba, el poniente almeriense, el Hospital Punta Europa en Cádiz, el nordeste de Granada y el Hospital de Lebrija en Sevilla. La Agencia de Emergencias de Andalucía colaboró en la gestión del suministro de gasoil para generadores en infraestructuras y centros sanitarios, un paso crucial para garantizar la continuidad de servicios vitales durante el apagón.

El transporte público también sufrió las consecuencias. El Metro de Sevilla y el de Málaga lograron mantener su funcionamiento, pero el Metro de Granada experimentó problemas de tensión. El Trambahía, por su parte, operó parcialmente, cubriendo el trayecto entre Chiclana y La Ardila en San Fernando, ya que las condiciones en la vía férrea principal impedían su llegada a Cádiz. El transporte interurbano y los autobuses metropolitanos, en general, funcionaron sin incidencias reseñables.

Asistencia a viajeros afectados

La noche del gran apagón

Uno de los capítulos más destacados de la noche fue la gestión de la situación de los numerosos viajeros que quedaron atrapados en trenes y estaciones. La Agencia de Emergencias de Andalucía, en coordinación con Cruz Roja y la Unidad Militar de Emergencias (UME), desplegó esfuerzos para atenderlos.

En la Estación de Santa Justa en Sevilla y en la de Córdoba, se asistió y prestó auxilio a unas 600 personas en cada lugar. La situación fue especialmente compleja en el municipio cordobés de Villanueva de Córdoba, donde aproximadamente 700 personas quedaron atrapadas en tres trenes. Dos de estos convoyes fueron finalmente dirigidos a la estación de la capital, donde personal de Cruz Roja facilitó 500 raciones de comida, agua y mantas para los viajeros. El tercer tren permaneció en Villanueva de Córdoba; a sus pasajeros se les acomodó en los vagones y se les proporcionaron 500 raciones, 800 litros de agua y 200 mantas.

En la provincia de Málaga, alrededor de medio centenar de personas requirieron asistencia en la estación de El Chorro, en Cortes de la Frontera. Allí, se habilitó el propio tren para que los pasajeros pudieran descansar, y Protección Civil les suministró agua y mantas. El tren pudo reanudar su marcha en la madrugada.

Para coordinar toda esta respuesta, el 1-1-2 se constituyó como Centro de Coordinación Operativa Integrada (Cecopi) con la activación del Plan Territorial de Emergencias. Efectivos de Bomberos, Policía Local, Policía Nacional, Guardia Civil y sanitarios del 061 se integraron en este centro para una respuesta conjunta. Unidades de la UME también se unieron a la sede regional del 1-1-2 en Sevilla.

Desde la dirección del Plan se emitieron recomendaciones clave mientras duró la incidencia, a pesar de la recuperación progresiva del suministro. Se instó a la ciudadanía a ahorrar luz usando solo la imprescindible, a moderar el uso del teléfono llamando al 1-1-2 solo en casos de emergencias urgentes y graves, y a aplazar desplazamientos innecesarios. Se subrayó la importancia de apoyar a través de las redes familiares y vecinales a personas mayores, enfermas y con discapacidad. La calma y la serenidad, junto con mantenerse informado a través de fuentes oficiales, fueron consejos fundamentales para minimizar riesgos durante esas horas difíciles.

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