La DGT estudia un cambio radical en la formación vial, inspirándose en el modelo estadounidense con tutores no profesionales para reducir costes y facilitar el acceso al carné de conducir a los jóvenes. ¿Adiós a las autoescuelas?

¿Carné de conducir low cost? La DGT estudia un cambio radical

¿Te imaginas sacarte el carné de conducir sin pisar una autoescuela? Pues prepárate, porque la Dirección General de Tráfico (DGT) está valorando seriamente un cambio de modelo que podría revolucionar la forma en que aprendemos a conducir en España. La idea, inspirada en el sistema estadounidense, busca abaratar costes y ofrecer más opciones de formación a los futuros conductores.

La propuesta, que aún se encuentra en fase de estudio, ha generado un gran revuelo y plantea un escenario donde tutores no profesionales, como familiares o amigos con experiencia, podrían asumir un papel clave en la formación práctica. Se trataría de una alternativa al sistema tradicional de autoescuelas, que muchos consideran costoso y, en ocasiones, poco adaptado a las necesidades de los jóvenes.

De las autoescuelas a los tutores: Un modelo a debate

El modelo actual de formación vial en España se centra en las autoescuelas. Estas instituciones, reguladas y certificadas, son las encargadas de impartir tanto la formación teórica como la práctica necesaria para obtener el permiso de conducir. Sin embargo, este sistema presenta barreras económicas para muchos aspirantes, especialmente jóvenes con presupuestos ajustados. Las tasas de las autoescuelas, sumadas a los exámenes y otras gestiones, pueden suponer un desembolso importante que dificulta el acceso al carné de conducir.

Es en este contexto donde surge la alternativa del modelo estadounidense. En Estados Unidos, la figura del tutor no profesional está muy extendida. Padres, hermanos mayores o amigos con carné pueden enseñar a conducir a los principiantes, siempre bajo ciertas condiciones y supervisión. Este sistema, según defienden desde la DGT, podría democratizar el acceso al carné, permitiendo que personas con menos recursos económicos puedan formarse sin depender exclusivamente de las autoescuelas.

No se trata de eliminarlas, sino de ampliar las opciones. La idea es que convivan ambos modelos, ofreciendo a los ciudadanos la posibilidad de elegir la vía que mejor se adapte a sus necesidades y posibilidades. Las autoescuelas seguirían siendo una opción para aquellos que prefieran una formación más estructurada y profesional, mientras que el modelo de tutores no profesionales abriría una puerta a una formación más flexible y económica.

Jóvenes y economía: El motor del cambio

El principal argumento que esgrime la DGT para impulsar este cambio radica en la situación económica de los jóvenes. Según datos oficiales, la mayoría de los aspirantes al carné de conducir son jóvenes con ingresos por debajo de la media. Para este sector de la población, el coste del carné de conducir puede representar un obstáculo significativo para su movilidad y desarrollo personal y profesional.

El ministro de Interior, Fernando Grande-Marlaska, se refirió a esta cuestión recientemente, confirmando que el Gobierno está estudiando y valorando la propuesta. Sus palabras, «lo estamos estudiando y valorando, para poder tomar una decisión», han abierto un debate público sobre la necesidad de adaptar la formación vial a la realidad social y económica actual.

La medida, de salir adelante, podría tener un impacto significativo en la sociedad. No solo facilitaría el acceso al carné de conducir a un mayor número de personas, sino que también podría dinamizar el mercado laboral y mejorar la movilidad en general. Sin embargo, también plantea desafíos en cuanto a la seguridad vial y la calidad de la formación. Será fundamental establecer controles y requisitos para garantizar que los tutores no profesionales estén debidamente capacitados y que la formación impartida sea eficaz y segura.

La DGT tiene ahora la responsabilidad de analizar en profundidad todas las implicaciones de este posible cambio de modelo. El debate está abierto y la decisión final tendrá un impacto trascendental en el futuro de la formación vial en España. ¿Estamos ante el fin de la autoescuela tal y como la conocemos? Quizás no, pero sí ante el inicio de una nueva era en la que la formación para conductores podría ser más accesible, flexible y económica.

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