
El Consejo de Patrimonio Histórico ha seleccionado la propuesta de ‘Itálica Ceremonial’ para que sea la que España presente ante la UNESCO en febrero de 2026, buscando su inclusión en la prestigiosa Lista de Patrimonio Mundial. Esta decisión, que apoya la iniciativa para el conjunto arqueológico de Santiponce (Sevilla), supone un avance muy importante para que Itálica Patrimonio Mundial consiga este máximo reconocimiento a nivel global. La elección se ha producido por unanimidad, destacando el valor positivo de la reformulación de la candidatura planteada.
El proceso que viene
Tras este paso decisivo, la candidatura de Itálica se convierte oficialmente en la propuesta española para la UNESCO. Esto implica un camino definido: la documentación se remitirá en 2026 y la evaluación final por el Comité del Patrimonio Mundial será en 2027. Durante los próximos meses, un equipo técnico especializado trabajará para completar el expediente, asegurando que cumple con todas las directrices operativas de la UNESCO. Posteriormente, el informe completo se presentará en París para su evaluación por los órganos consultivos en febrero de 2026. Es un proceso técnico y detallado que requiere la colaboración entre diferentes instancias.
La reformulación clave
La candidatura de Itálica recibió un nuevo impulso a principios de 2024. Antes de eso, un enfoque previo no fue recomendado para su tramitación, basándose en la idea de una ‘Ciudad Adrianea’. La razón técnica detrás de esto era que ya existían numerosos sitios arqueológicos romanos con un reconocimiento similar, lo que dificultaba que esa propuesta prosperara. Desde entonces, se ha trabajado intensamente en dar viabilidad al proyecto, reformulándolo bajo el concepto de ‘Itálica Ceremonial’. Esta nueva visión ha sido elaborada por un grupo de especialistas y catedráticos, buscando destacar aspectos únicos del sitio que lo hagan merecedor del reconocimiento universal.
Valores universales excepcionales
Itálica, fundada en el siglo III a. C. cerca del Guadalquivir, creció hasta ser un punto estratégico y económico de gran peso. Fue el lugar de origen de los emperadores Trajano y Adriano. Es precisamente Adriano quien, en el siglo II d. C., quiso transformarla en una ciudad ceremonial. Su objetivo era exaltar un nuevo modelo de romanidad, centrado en la figura imperial, para unificar la diversidad de pueblos del imperio. Para ello, diseñó un centro ceremonial con hitos arquitectónicos impresionantes que aún hoy podemos admirar. Hablamos de un gran templo para el culto imperial, calles anchas ideales para desfiles, termas con gimnasios para competiciones, grandes casas para acoger visitantes importantes y un imponente anfiteatro pensado para culminar las celebraciones. Estos elementos configuran los Valores Universales Excepcionales que la candidatura busca destacar.