César Pérez Pacheco
Un documento del Archivo Histórico Provincial revela la campaña de vacunación de 1976 en Arcos contra la polio y otras enfermedades.
Un valioso documento rescatado del Archivo Histórico Provincial de Cádiz nos transporta a una época crucial para la salud pública en nuestra provincia. Se trata de un testimonio gráfico de la campaña de vacunación masiva que tuvo lugar en Arcos de la Frontera en el año 1976, dirigida a proteger a la población infantil contra enfermedades tan graves como la poliomielitis, la difteria, la tos ferina y el tétanos. Esta iniciativa, liderada por el entonces alcalde Laureano Barrera Ruiz, no solo refleja la preocupación de las autoridades por el bienestar de sus ciudadanos, sino que también nos ofrece una perspectiva histórica sobre la importancia de la prevención y la solidaridad comunitaria en la lucha contra las enfermedades infecciosas.
La amenaza invisible: Poliomielitis y otras enfermedades prevenibles
En la década de los 70, enfermedades que hoy en día parecen lejanas seguían siendo una amenaza real para la salud de los más pequeños. La poliomielitis, una enfermedad viral que podía causar parálisis irreversible e incluso la muerte, generaba gran temor entre las familias. La imagen de niños con secuelas de esta terrible enfermedad era una realidad palpable en muchas comunidades. Junto a la polio, la difteria, una infección bacteriana que afectaba principalmente a las vías respiratorias y podía ser mortal; la tos ferina, caracterizada por ataques de tos intensos y persistentes, especialmente peligrosa para los lactantes; y el tétanos, una infección bacteriana grave que afectaba al sistema nervioso y muscular, representaban serios riesgos para la salud infantil.
La campaña de vacunación de 1976 en Arcos se erigió como un escudo protector frente a estas amenazas. El llamamiento del alcalde Laureano Barrera Ruiz a la ciudadanía para que acudiera a vacunarse no era una simple recomendación, sino un acto de responsabilidad colectiva. En el cartel de la campaña, que hoy forma parte del valioso archivo provincial, se podía leer un mensaje claro y directo: «¡Protege a tu comunidad!». Esta frase, concisa pero poderosa, resumía la esencia de la iniciativa: la vacunación no era solo un beneficio individual, sino un acto de solidaridad que contribuía a la salud y el bienestar de toda la comunidad de Arcos. La campaña ofrecía las vacunas Sabin (contra la poliomielitis) y la triple (contra la difteria, la tos ferina y el tétanos), herramientas fundamentales para combatir estas enfermedades de manera efectiva. La disponibilidad de estas vacunas representó un avance significativo en la medicina preventiva y ofreció una esperanza real para erradicar o controlar estas dolencias.
Un legado de responsabilidad: La vacunación como acto de solidaridad
El eco de esta campaña de vacunación en Arcos de la Frontera resuena con fuerza en la actualidad. Nos recuerda la importancia de la responsabilidad individual en la protección de la salud colectiva. La decisión de vacunarse, tal como se entendía en 1976, no es solo una medida para protegerse a uno mismo, sino un acto de solidaridad que contribuye a la inmunidad de grupo y protege a aquellos que, por diversas razones, no pueden ser vacunados. Este principio sigue siendo fundamental en la lucha contra las enfermedades prevenibles por vacunación en nuestros días.
La imagen de aquel cartel, hoy custodiado en el Archivo Histórico Provincial de Cádiz, nos invita a reflexionar sobre los avances que hemos logrado en materia de salud pública, pero también sobre la necesidad de no bajar la guardia. Las enfermedades infecciosas no conocen fronteras y la prevención a través de la vacunación sigue siendo la herramienta más eficaz para proteger a nuestras comunidades. La campaña de 1976 en Arcos es un ejemplo inspirador de cómo la voluntad política, la colaboración ciudadana y el acceso a las vacunas pueden marcar una diferencia significativa en la salud y el bienestar de una población. Un pequeño pinchazo, tal como se decía entonces, puede marcar la diferencia entre la salud y la enfermedad. La lección de Arcos de la Frontera en 1976 sigue viva: la salud de nuestra comunidad depende de la responsabilidad de cada uno de nosotros.
