César Pérez Pacheco
Descubre la tradición jerezana de la zambomba, su historia, importancia cultural y los artesanos que la mantienen viva.
La zambomba es mucho más que un instrumento en Jerez de la Frontera; es la esencia de su Navidad. Esta tradición única reúne a la gente, fomentando la convivencia y la alegría que caracterizan estas fechas en nuestra ciudad.
El latir de la fiesta: comunidad y soniquete
Cuando llega el final de noviembre, el espíritu de la zambomba se expande por cada rincón de Jerez. Los vinos de la tierra, los dulces típicos y los villancicos con sabor flamenco son los compañeros inseparables de estas celebraciones espontáneas y llenas de vida. La zambomba se convierte en el centro de encuentros donde se comparte y se disfruta.
De patios vecinales a símbolo cultural
Los orígenes de esta entrañable fiesta se encuentran en las reuniones que se organizaban en los patios de las casas de vecinos. Allí, entre risas y canciones, se compartían alimentos, buen vino y melodías populares. En Jerez, esa tradición se fusionó con el flamenco, creando una expresión navideña única que hoy es un auténtico símbolo de nuestra identidad.
Un legado reconocido
Desde 2015, la zambomba de Jerez cuenta con la distinción de Bien de Interés Cultural. Este reconocimiento subraya su profundo valor etnológico y cultural, consolidándola como una de las manifestaciones navideñas más importantes no solo de Jerez, sino de toda Andalucía. Este título celebra la riqueza cultural y el atractivo turístico de esta tradición tan nuestra.
Entre los artesanos que mantienen viva la tradición de fabricar este instrumento, destaca la labor de Zambombas Artesanales Coca. Ellos son fabricantes de la auténtica zambomba jerezana, ideal para acompañar los villancicos y pastorales, ofreciendo diferentes tamaños. Además, desde 2015, innovaron con la zambomba de carrizo desmontable, facilitando su transporte.